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La policía de Brasil quiere usar la delación para acabar con los comandos de los penales

Mientras el Gobierno de Brasil estudia reformas drásticas al actual y obsoleto sistema penitenciario, la policía se ha propuesto acabar con los núcleos revolucionarios que actúan dentro de las cárceles bajo el movimiento Primer Comando de la Capital (PCC) y que el 18 de febrero pasado paralizaron 29 unidades de prisiones en el Estado de São Paulo, causando 20 muertos y decenas de heridos. Para ello, ha lanzado una campaña entre los presos para que delaten a sus compañeros más violentos del PCC.

Como contrapartida, la policía está ofreciendo a los delatores o arrepentidos toda una serie de privilegios dentro de la cárcel de los que antes estaban privados. Al contrario, los delatados pierden todos sus anteriores prebendas y son sometidos a un régimen durísimo, separados en celdas individuales y aisladas, sin poder recibir visitas, comida o ropa del exterior. Tampoco tienen televisión y una sola hora de sol al día y en grupos de no más de diez. Incluso a sus abogados los tienen que ver a través de una red metálica para que no puedan recibir nada de ellos.

Hasta ahora son ya 400 los miembros del PCC que han sido identificados en el interior de las prisiones e inmediatamente aislados. El secretario adjunto de Asuntos Penitenciarios, José Carneiro de Campos Rolim Neto, así lo ha explicado a la prensa: "Hemos creado una unidad para colocar a los arrepentidos. Los que colaboren dando informaciones que identifiquen a los líderes y ayuden a evitar acciones de organización gozarán de todos los privilegios dentro de la cárcel".

Arrepentidos

Según Carneiro de Campos, ya han dejado el movimiento una serie de presos y otros han sido identificados gracias a los arrepentidos. Ahora el problema es cómo podrán reaccionar los grupos más violentos ante esta nueva táctica de la policía, ya que, como es sabido, el actual régimen penitenciario corrompido y en el que rigen tantas connivencias ilegales hace casi imposible mantener por mucho tiempo totalmente aislados a dichos presos. Sobre todo, porque ellos siguen actuando desde la cárcel en el exterior organizando asaltos a bancos, asesinatos de policías y rescate de presos desde el exterior.

Así, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos, João José sady, ha llamado la atención para que se busquen soluciones más estructuradas y dialogantes que la del mero castigo o el uso de delatores.

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