Canal + estrena una serie sobre las fuentes energéticas alternativas

Energías renovables, serie escrita y dirigida por Jesús Villamil y coproducida por Canal + y la empresa gallega Faro, ha contado con el asesoramiento científico del profesor universitario de A Coruña Manuel Lara y el patrocinio de la Xunta de Galicia, lo que se nota en el protagonismo concedido a las experiencias ubicadas en la comunidad gallega. De hecho, esta región ha sido una de las pioneras en el aprovechamiento de la fuerza del viento a través de aerogeneradores.

Abundante información a través de gráficos, numerosas intervenciones de expertos y una permanente mirada a la historia vertebran las seis entregas. Los tres primeros capítulos se emitirán hoy, mañana y el día 11 de abril; el resto se ofrecerá el 16, 17 y 18 de este mes. Dos rasgos dan valor añadido a la serie: parte de la banda sonora ha sido específicamente compuesta por el grupo gallego Berrogüetto, al estilo celta. Además, la propia grabación de los documentales se ha realizado utilizando fuentes energéticas alternativas. Por ejemplo, las cámaras han funcionado con energía solar y los coches han consumido biodiesel.

En tiempos en que la reducción de la generación de basuras está de moda en todos los ámbitos, excepto en el televisivo, Energías renovables supone una apuesta clara por el futuro, ya que el Libro Blanco de las Energías Renovables de la Unión Europea se ha marcado como objetivo para el 2010 que el 12% de la demanda energética en su territorio se extraiga de fuentes distintas de los combustibles fósiles (principales causantes del cambio climático) y la energía nuclear.

Ahora mismo, el porcentaje de las renovables no llega en España al 5%, si se excluye la producida por grandes centrales hidroeléctricas, consideradas por el movimiento ecologista demasiado impactantes para incluirlas en esta categoría. Aun más, en la serie, en el capítulo de la energía solar se muestra la esperanza de que a mediados de este siglo un 20% de la energía de la humanidad proceda del Sol.

Y todo sin dejar rastro de residuos contaminantes en el paisaje, ni en el ambiente, ni, en este caso, en el telespectador.