El Gobierno de Bolivia llama al Ejército para controlar las huelgas y movilizaciones de obreros y campesinos
El Ejército boliviano movilizó tropas hacia puntos estratégicos del país, para acudir en apoyo de la policía, encargada de frenar las huelgas y caminatas hacia La Paz para protestar contra el Gobierno, por el incumplimiento de los compromisos que contrajo el pasado año con los sindicatos laborales y campesinos.
El presidente de Bolivia, Hugo Bánzer, advirtió que sacará a las calles y a las carreteras a las Fuerzas Armadas para controlar la ola de conflictos que se ha desatado en el país, poco después de reunirse en La Paz con el alto mando militar, tanto para analizar la situación como para conocer "si la gente está bien uniformada, bien alimentada y, por supuesto, si están dispuestas a cumplir las órdenes de su capitán general", dijo Bánzer, un jubilado del ejército.
El Gobierno afronta una creciente ola de descontento social, debido a la falta de cumplimiento de los convenios suscritos el pasado año con organizaciones laborales e indígenas para controlar uno de los peores conflictos desde 1982, cuando se restableció el régimen democrático, que dejó un saldo de medio centenar de muertos y decenas de heridos por bala.
Desde el pasado lunes se han sucedido huelgas y manifestaciones en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, y a partir del próximo lunes empezarán las caminatas hacia La Paz desde Cochambamba y Oruro, además de otros puntos de los valles y del altiplano.
Los dirigentes de las organizaciones laborales y campesinas dijeron que ha causado preocupación pero no miedo la decisión presidencial de sacar a las calles y a las carreteras a los militares, después de conformar una coordinadora única que unificará las acciones y hará un solo frente ante el Gobierno.
Bánzer dispuso el envío de refuerzos al regimiento Ayacucho, acantonado en la altiplánica localidad de Achacachi, a unos 70 kilómetros de La Paz, supuestamente para efectuar maniobras y ejercicios tácticos de rutina, pero la media docena de camiones con cañones, armamento y al menos unos 200 efectivos, despertó la suspicacia de los pobladores, famosos por su ferocidad, que el pasado año protagonizaron enfrentamientos con el ejército.
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