'Guerra' semántica, conflicto diplomático
Esto no es una 'crisis', sino un 'problema'; el avión no realizaba un vuelo de 'espionaje', sino de 'reconocimiento'. En una relación tan compleja e interesada como la que mantienen EE UU y China, la elección de las palabras se convierte en una herramienta diplomática que expresa lo que los líderes se callan.
Los matices de la semántica permiten a la Casa Blanca jugar a diario con los términos 'accidente' e 'incidente'. La primera definición es la preferida por Washington; la segunda es la que emplea Pekín. Si los aviones chinos y el estadounidense chocaron por casualidad o por torpeza de los pilotos, el suceso es, efectivamente, un accidente. Si el problema no está en la colisión, sino en el aterrizaje de un avión extranjero en una base militar propia, China tiene razón al elevarlo a la categoría de incidente internacional. El aterrizaje del avión fue 'una maniobra de emergencia' para Estados Unidos, pero 'una intrusión' para el Gobierno de Pekín.
Más compleja todavía es la búsqueda de una definición para los 24 miembros de la tripulación que se encuentran todavía en la isla de Hainan. China se refiere a su condición como 'cautiverio preventivo' mientras lleva a cabo su investigación (del 'incidente'). El secretario de Estado, Colin Powell, fue el primero que se atrevió a usar la palabra 'detenidos' para referirse a ellos. Al principio, las autoridades chinas llegaron a llamarlos 'invitados'; ahora, los congresistas estadounidenses empiezan a llevar lazos amarillos en las solapas y pronuncian la palabra 'rehenes'.
China quiere una 'disculpa'; EE UU sólo dice que 'lamenta' lo ocurrido. Para China, lo grave es que los aviones estén constantemente 'espiando su territorio'. EE UU entiende que nada les impide 'reconocer el terreno'. De hecho, los sistemas electrónicos del avión son 'de espionaje', según China, o 'de vigilancia', para Estados Unidos.
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