Experimentales e irónicos
Vivo ejemplo de la falta de evolución a lo largo de sus tres lustros de existencia, este legendario trío de Hoboken, Nueva Jersey, sorprendió a propios y extraños con un llenazo de impresión, lo cual quiere decir dos cosas: la primera, que su propuesta de rock universitario a la americana sigue calando en nuevas generaciones de espectadores anhelantes de sonido estilo Velvet Underground y canciones etéreas y deudoras de los Love; la segunda, que ya va siendo época de poner el aire acondicionado a tope en las salas de conciertos, so pena de tener que atender varias lipotimias en cada uno de ellos.
Kaplan, junto a su esposa Georgia -cuánto recuerda a Maureen Tucker de V.U- y el orondo Jim McNew ofrecieron casi dos horas de concierto en las que su extraña e irónica manera de entender el rock -con una caja de ritmos, guitarras sicodélicas, voces casi susurradas e intercambiándose casi continuamente los instrumentos- ejercieron un poderoso influjo sobre la encantada audiencia, que celebraba con aplausos cada comienzo de canción. El grupo presentaba su último disco, And then nothing turned itself inside-out, del cual cabe destacar la interpretación, con coreografía incluida, de You can have it all, una de las mejores composiciones de rock experimental hechas el año pasado. Pero Kaplan, que alternó canciones con speechs que movieron a la sonrisa, no se ciñó exclusivamente a las composiciones del grupo, cerrando la noche con una recreación de Till the ends of the days, de sus amados Kinks, y hasta de I believe in miracles, de los festivos y añejos Hot Chocolate.
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