_
_
_
_
TVE-1 | 'OMAÍTA EN LA PRIMERA'
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Chabacano o popular?

Nos guste o no, el moranquismo es una de las modalidades de humor televisivo más populares en nuestro país. Los Morancos han gozado de audiencias que otros, más sutiles y menos estridentes, ya quisieran para sí. En busca de ese share capaz de combatir el dilatado déficit de una de nuestras muchas deficitarias televisiones públicas, La Primera estrenó el viernes (22.00) Omaíta en La Primera, una fórmula que hace bueno el dicho de que si algo funciona, no lo cambies.

Volvemos a los decorados de mesa camilla y Virgencita, y a su bípeda fauna, interpretada por los Fabulosos Cadaval Boys travestidos de abuela, de hija pija u ordinaria, chillando y practicando ese andalucismo simplón que tanto contribuye a mantener vivos los peores tópicos sobre la deslumbrante y fascinante tierra.

Quizá porque saben que los diálogos que, como en un pincho moruno, van ensartando no matan, los Cadaval suplen las lagunas de guión con histrionismo gestual y la táctica de vociferar y repetir las frases, a ver si así el tiempo pasa más deprisa y acabamos de una vez. Una anciana y sus relaciones con un par de hijas aparentemente opuestas justifican el paso de una situación a otra. Fugazmente aparece algún destello de humor fetén, material para un posible gag acompañado de algún guiño social, pero enseguida es arrastrado por el vendaval chabacano que reina en este ruidoso jaleo. Ejemplo de diálogo: '¿Dónde está el papel higiénico?', pregunta la madre. Y la hija responde: 'Mamá, no me preguntes por el papel porque siempre has ido al váter de memoria'. ¿Lo pillan?

Al igual que le ocurre a Lina Morgan, a los Cadaval también se les escapa la risa, y lo que podría constituir una falta de rigor se convierte en una espontánea confesión del espíritu de la serie: puro desmadre y cachondeo de ¡ay! que me da la risa. Para esta nueva entrega de omaítas, se introduce la figura del personaje invitado. Abrió la veda el maestro Luis del Olmo, interpretando a un entrenador de tenis engreído que, con modulaciones de voz dignas de figurar en el Museo Nacional de la Radiofonía Retórica de Luxe, no desentonó con el nivel general. Lo cual, dadas las circunstancias, no puede considerarse ni un mérito ni un demérito, sino más bien todo lo contrario.

[Omaíta en La Primera obtuvo 4.685.000 espectadores, con un 31,1% de cuota de pantalla].

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_