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KPN navega a la deriva por sus delirios de grandeza

Anuncia un gigantesco plan de venta de empresas tras cuadruplicar su deuda en un año, hasta 3,6 billones de pesetas, por la compra de licencias UMTS en Holanda, Alemania y Reino Unido

Hace poco más de un año, el presidente del operador de comunicaciones holandés KPN apostaba por situarse entre los grandes de Europa. 'Para eso tenemos que comprar', proclamaba Paul Smits, que añadió: 'Y sólo se puede conseguir con inteligencia, velocidad y un poco de dinero'. Una lectura no demasiado crítica, doce meses más tarde, permitiría concluir que KPN está falta de luces, que es lenta y que no tiene ni un florín. Porque la consigna lanzada esta semana tras la presentación anual de los resultados es exactamente la contraria: vender, vender y vender.

Tras anunciar beneficios netos de 1.870 millones de pesetas en 2000, la holandesa ha reconocido que sus buenos resultados procedían de plusvalías obtenidas por la venta del 15% de su filial de móviles a la japonesa NTT DoCoMo. De no haber sido por esta operación, KPN, que tiene aún un 30% de su capital en manos del Gobierno holandés, habría registrado pérdidas de 663 millones de euros (unos 110.000 millones de pesetas).

A la compañía tampoco le quedó mas remedio que reconocer un extraordinario incremento de su deuda, que casi se ha cuadruplicado hasta 21.900 millones de euros a lo largo de 2000 (3,64 billones de pesetas) desde los 4.600 millones (unos 765.000 millones de pesetas) de 1999, debido esencialmente a la apuesta por la adquisición de licencias de telefonía móvil de tercera generación UMTS en Holanda, Alemania y Reino Unido que le salió más caro de lo previsto.

Dispuesta a reducir la enorme deuda, cuyos intereses devoran los beneficios y deterioran su imagen, KPN ha anunciado un plan de venta de activos con el que espera recaudar 5.000 millones de euros (832.000 millones de pesetas). Tiene previsto vender su participación en más de 20 empresas, entre ellas en Chesky Telecom, el antiguo monopolio de telefonía checo, el operador de móvil húngaro Infonet Services Corp. y PT Telkimse, un operador de Indonesia. Además está en negociaciones con Vodafone para venderle su participación en la irlandesa Eircell PLC.

Algunos analistas ya han advertido que la venta de activos -que va acompañada de un plan de reducción de costes con eliminación de unos 8.000 puestos de trabajo no parece la mejor solución. En parte porque vender a la desesperada no es casi nunca sinónimo de lograr un buen precio, pero también porque gran parte de los potenciales compradores, como France Télécom o Deutsche Telekom, están a su vez vendiendo activos para tratar de reducir sus deudas.

El optimismo de Smits -que en alusión a la red fija aseguró que KPN tiene 'hombros fuertes para soportar las deudas'- no parece compartirlo el resto del mundo. Moody's, una de las grandes agencias de evaluación del riesgo financiero, ha anunciado que rebajará el ratting de KPN de A3 a Baa2, según sus baremos. El juicio emitido por este tipo de agencias afecta a los costes para acceder al crédito. Según Moody's, KPN será incapaz de reducir su endeudamiento de un modo significativo en 2001 ni a través de la colocación en bolsa de su filial KPN Mobil, ni mediante la venta de activos.

Patito feo

La compañía holandesa, una de las de más baja solvencia en Europa, ha dejado de ser un socio atractivo. Cuando aún no se había repuesto del abandono de Hutchinson Whampoa, con quien llegó a un acuerdo para lograr una licencia de UMTS en Alemania, su otro aliado el norteamericano Bell South (que adquirió un 22,5% en la alemana E-Plus) ha anunciado que no tiene interés en continuar la cooperación. Por si fuera poco, hace unas semanas Marco de Benedetti ha descartado cualquier posibilidad de joint venture con Telecom Italia Mobile. Con todo, KPN sigue buscando compañeros y Telefónica parece un serio candidato. Recientemente, la holandesa ha reconocido que existen conversaciones con la filial Móviles de la española para operar conjuntamente en el mercado alemán de telefonía móvil GPRS, que podría evolucionar luego en actividades de UMTS. La apuesta por la telefonía de tercera generación es la baza que se guarda KPN en la manga. Smits está seguro que pronto podrá capitalizar las inversiones.

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