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El mapa de la pobreza cambia en El Salvador

"El mapa de la pobreza se ha emparejado en El Salvador", dice la destacada socióloga Sandra de Barraza, mientras que el economista William Pleitez, asevera que "el impacto social ha sido severo". Son dos expresiones concluyentes de dos académicos salvadoreños que se esfuerzan por escrutar la realidad vigente en esta nación centroamericana después de haber sufrido dos devastadores terremotos, en enero y febrero pasados.

Pleitez, un destacado economista que coordina el proyecto del Índice de Desarrollo Humano 2001 en El Salvador por parte del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), señala que en estudios, de momento aproximados, la pobreza salvadoreña aumentó un 5% tras los terremotos, llegando al 52%. Otras entidades hablarían de más del 55%.

El economista explica que es preocupante que el mayor cúmulo de calamidad se haya concentrado en cuatro departamentos o provincias, tres de ellas centrales, Cuscatlán, La Paz y San Vicente, así como en la provincia oriental de Usulután, quizás la más destruida.

"Estas provincias se incorporan a las tradicionalmente pobres Chalatenango, Cabañas y Morazán -al norte- y le dan una nueva configuración a la pobreza. Cuscatlán, que era la tercera provincia más desarrollada de El Salvador, ahora tiene a más de un 60% de sus pobladores en la pobreza; pero Usulután y San Vicente rondan por el 80%", apuntó. "Muchos de los pobres antes del terremoto hoy son todavía más pobres, que han quedado sin fuente de trabajo y sin vivienda. Estos podrían ser en realidad unas 300.000 personas, que significan aproximadamente un 5% de la población total de El Salvador, que se sitúa en 6,2 millones de habitantes", explicó Pleitez.

Por su parte, Barraza, actual coordinadora de la Comisión Nacional de Desarrollo (CND), indicó que las provincias más golpeadas, que están en la zona central y costera, ahora se unen a la zona norte, donde la pobreza está por encima del 60%. Según Barraza, "es preocupante, aunque las cifras son en ocasiones frías, lo cierto es que en El Salvador la pobreza extrema llega el 30%", es decir, es decir, los que no tienen para la cesta básica alimentaria.

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Pleitez agregó que el PNUD está haciendo un estudio pormenorizado sobre el impacto social de los terremotos en El Salvador, que ocasionaron la muerte de 1.149 personas y dejaron damnificados a 1,5 millones de salvadoreños, una quinta parte de la población total. En su opinión, se necesita un gran esfuerzo para recuperar el país, pero destacó que "aún no se aprecia el capital social para ello ni se han puesto todas las energías nacionales en función de la reconstrucción". En el mismo sentido, Barraza estima que el esfuerzo interno debe ir encaminado en descentralizar verdaderamente pocos recursos que se han obtenido y los que puede generar El Salvador.

"La comunidad internacional ha ofrecido donar apenas 300 millones de dólares en cuatro años, lo que significa un promedio de 5 centavos de dólar por damnificado cada año, con lo que no hacemos mucho", dijo la académica, quien, a través de la CND, elabora propuestas y planes que irán a parar al gobierno sobre la necesidad imperiosa de descentralizar los recursos públicos, incentivar la inversión privada y ejecutar proyectos de desarrollo socioeconómicos en las zonas rurales y en las afectadas por los terremotos.

Las alternativas no son muchas, pero el inmovilismo oficial podría desencadenar graves migraciones a la capital o al extranjero, especialmente hacia Estados Unidos, donde ya residen más de dos millones de salvadoreños y constituyen la segunda comunidad hispana, después de la mexicana.

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