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Reportaje:PUNTA ENTINAS-SABINAR | EXCURSIONES

Patos en un entorno de plástico

El paraje de Punta Entinas-Sabinar se debate entre su valor ecológico y un degradado paisaje

Parece sacado del cuento del Patito feo. Elegante y confiado, el cisne se acerca a la orilla de la charca y se deja querer por los esporádicos visitantes que acuden a la zona para disfrutar de su majestuosa belleza. Al fondo, una corte de patos. Sobre la charcha, entre el agua y el cielo, aves revoltosas que no cesan de batir sus alas sobre un frágil ecosistema rodeado de un mar de plástico. Punta Entinas-Sabinar, un humedal declarado Paraje Natural en 1989, se encuentra ubicado entre los municipios almerienses de Roquetas de Mar y El Ejido.

Su reconocido valor ecológico se debe, sobre todo, a las diferentes especies de aves acuáticas que acoge. El martín pescador, el ánade rabudo, la cerceta común o la cigüeña blanca, conforman parte del paisaje de las charcas de Punta Entinas, consideradas con un verdadero paraíso ornitológico.

De las más de 150 especies de aves que se han censado en la zona, entre las que no faltan los majestuosos flamencos, predominan las aves migratorias.

Pero esa riqueza natural está eclipsada, desde hace tiempo, por un entorno hostil cuajado de plásticos de invernadero y accesos polvorientos y descuidados. Sin mencionar las máquinas que olvidan la cercanía de una paraje natural para esquilmar el espacio en busca de arena.

La zona de Punta Entinas está considerada como el ecosistema marismeño más extenso y relevante de la provincia de Almería. Una humilde franja de dunas actúa como soporte de una comunidad de matorral formada, principalmente, por sabina mora y entina o lentisco.

Esas especies vegetales proporcionan cobertura a una comunidad de vertebrados típica del matorral mediterráneo de litoral.

La escasa calidad de las tierras marismeñas y la falta de agua dulce provoca que sólo un 5% del espacio se encuentre cultivado. Aunque el porcentaje se dispara si se atiende a lo que la mano del hombre ha logrado levantar en los alrededores con el plástico como aliado.

Así, acorralado por un entorno desagradecido y poco relacionado con los valores ecológicos, el humedal de Punta Entinas-Sabinar se presenta como un reducto natural que mantiene su dignidad a pesar de los pesares.

Las charcas de Punta Entinas, cada vez más amenazadas, siguen siendo hoy, en los días de poco viento, una suerte de pista de patinaje sobre la que se deslizan graciosamente decenas y decenas de patos ajenos a la intervención humana que condiciona su existencia.

Acorralado por los invernaderos, el paraje natural de Punta Entinas-Sabinar es un lugar poco frecuentado en el que, sin embargo, no falta nunca la estampa de extranjeros circulando en bicicleta o padres que aprovechan unos minutos libres para llevar a sus pequeños hasta las orillas de la charca para ofrecer alimento a los cisnes y patos.

Al humedal lo espera, más adelante, una playa precedida por charcones eternos que parecen querer confundirse con las huellas de un día de lluvia siempre extraño en la zona. Y casi al pie de la playa, el faro de Punta Sabinar, erguido y humilde.

Si el viajero sigue la ruta, por la línea de la costa en dirección a Málaga, tras tropezar con el cemento altivo que conforma la urbanización ejidense de Almerimar, se topará con los Baños de Guardias Viejas, un pequeño núcleo de población que conserva como principal atractivo un pequeño castillo que ofrece impresionantes vistas del Mediterráneo.

Concebido como una construcción militar de defensa, el castillo de Guardias Viejas se edificó en el siglo XVIII. La guerra napoleónica degradó sus piedras a la condición de ruinas, hasta que pudo ser reconstruido en 1817.

Hoy, al margen de ser un espacio abierto para visitantes y curiosos, hace las veces de sede para diferentes actos culturales y sociales y ha logrado restarle importancia las antiguas termas de Murgi, que datan del año 69 después de Cristo.

El privilegiado enclave que ocupa el castillo hace que su sencillez de formas y extensión sea un aspecto secundario.

Las pequeñas casas que conforman el núcleo de población de Guardias Viejas se levantan ante una franja de playa de tres kilómetros donde la práctica de la pesca deportiva es una de las opciones más atractivas.

Destino turístico

- Dónde. El Parque Natural de Punta Entinas-Sabinar se encuentra entre Roquetas de Mar y El Ejido, a poco más de 25 kilómetros de la capital almeriense. Se puede acceder desde Almería por la N-340, pasando por Roquetas de Mar. Si se llega desde Málaga, la misma carretera enlaza con el paraje tras pasar por El Ejido. Lo mejor es aparcar el coche en las inmediaciones del paraje y recorrerlo a pie. Hay que poner atención para atender a las señalizaciones y no dejarse intimidar por un paisaje rodeado de plásticos y máquinas excavadoras. - Cuándo. La primavera es una buena época para visitar la zona. La bondad del clima en estos meses permite poder admirar con tranquilidad la variedad ornitológica del lugar. Sin embargo, habrá que estar preparado para combatir la presencia masiva de cientos de mosquitos. - Alrededores. La urbanización de Almerimar, perteneciente al municipio de El Ejido, se encuentra en las próximidades del paraje y puede ser una buena opción para alternar valores ecológicos y propuestas meramente turísticas. La cantidad de bares y restaurantes que rodean el puerto deportivo de Almerimar son una buena opción para satisfacer el estómago. - Y qué más. Para más información se puede contactar con la delegación provincial de Medio Ambiente (950 01 28 00).

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