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El consistorio de Barcelona insiste en tirar la histórica Casita Blanca

En ocho o diez meses podría empezar la reforma urbanística

Mientras la Casita Blanca mantiene abiertos sus aposentos a los amantes furtivos y no tan furtivos que no han dejado de visitarlos, la propiedad y los empleados acusan al Ayuntamiento de negarse a negociar la continuidad del meublé en el mismo edificio de siempre. En el inmueble de la avenida del Hospital Militar -el que un día de posguerra asaltara el intrépido y mítico guerrillero Quico Sabater-, se palpa la inquietud que atenaza a los 22 trabajadores, la mayoría veteranos cincuentones, que temen por su futuro laboral.

Ferran Mascarell, en declaraciones a este diario, devuelve la pelota a los propietarios del hostal al asegurar: 'Los edificios de la zona, y la Casita Blanca en concreto, llevan más de 20 años afectados. Durante este tiempo los propietarios del meublé han vivido con relativa comodidad sabiendo que el inmueble tenía los días contados. Lo que no se puede hacer ahora es responsabilizar de su derribo al Ayuntamiento'.

La reforma urbanística de la avenida del Hospital Militar y del puente de Vallcarca prevé la construcción de zonas ajardinadas -una de ellas será el solar que deje libre la Casita Blanca- y establece la 'resolución de un problema endémico de tráfico', precisa Mascarell.

Plazos legales

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Los plazos van cayendo y los trámites legales se suceden. El Ayuntamiento de Barcelona prevé en un pleno del próximo mes de abril aprobar provisionalmente la reforma de la zona. Después, la resolución del caso pasará a la Comisión de Urbanismo de Barcelona, organismo dependiente de la Generalitat, que será el que apruebe definitivamente la reestructuración de la zona. La comisión puede decidir en unos ocho o 10 meses. 'A partir de ese momento, el plan ya se podría aplicar y contamos con tenerlo concluido antes de que acabe el mandato municipal [junio de 2003]', sostiene el regidor de Gràcia.

Por lo demás, todo transcurre como si el tiempo se hubiera parado en este establecimiento que abre las 24 horas del día los 365 días del año porque sus dueños saben que las pasiones humanas entienden poco de horarios y fechas. La plantilla de esta empresa se rige por el convenio de hostelería y funciona como una gran familia porque, dicen, llevan muchos años trabajando juntos.

El portavoz del personal, José López, asegura estar convencido de que si en lugar de ser lo que es fuera una farmacia o cualquier otra empresa, el Ayuntamiento no lo derribaría. El Ayuntamiento afirma que la actividad que se desarrolla en el inmueble no tiene nada que ver con la decisión de tirarlo al suelo y que la única explicación para su derribo es su ubicación, igual que ocurre con otros edificios igualmente condenados a sucumbir a la piqueta.

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