Nostalgia del latín
No sé si será la dichosa crisis de los cuarenta, pero me encuentro tremendamente nostálgica. Nostálgica de todo, pero especialmente de la perdida adolescencia; de aquellos años en el colegio, los mejores años de mi vida. No olvidaré, entre otros, a don Lisardo, orondo cura profesor de latín de 4º de bachiller en mi escuela, ni su voz nombrándome: 'Aaaa veeer, Velázquez, a la palestra'. Y yo saliendo como loca a traducir a Cicerón a la pizarra, pues me encantaba. Y las declinaciones... Luego estudié Ciencias puras... ¿y qué?
Ahora se me caen unos lagrimones como puños pensando que mis hijos de corta edad, probablemente, no recitarán el rosa rosae, pero sí tendrán que redactar más tarde o más temprano su curriculum vitae.-
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