El enemigo interior
La mayor parte de los jefes militares latinoamericanos que encabezaron golpes de Estado recibieron en los años cincuenta y sesenta formación táctica, estratégica y doctrinal en centros militares estadounidenses, en un momento fuertemente marcado por la guerra fría entre Washington y Moscú.
Cuando se produjo el golpe de l976, ya se habían graduado en esas academias, desde sus comienzos, más de 500 oficiales superiores argentinos. La idea de la existencia de un estado de guerra permanente contra "el comunismo" fue sistematizada en la Doctrina de la Seguridad Nacional impartida en esos centros, que tras definir el marco geopolítico de actuación de los ejércitos americanos, subrayaba la existencia de un enemigo común, "la subversión comunista", manifestación de una amenaza "global" a la que se debía abordar también con planteamientos integrales.
Esta batalla contra "el enemigo interior" se libraría en el marco de una "tercera guerra mundial" declarada por la penetración ideológica de "la izquierda subversiva" en los países de Occidente. En el desarrollo de esa lucha "contrainsurgente" se aprovechaban, asimismo, experiencias como la de Francia en Indochina y posteriormente en Argelia, de las que se derivaba la asunción de la tortura como medio de utilización masiva y rutinaria para obtener "información". El desarrollo de esas ideas en situaciones de conflicto podrían llevar, como así ha sido, a la aniquilación del "enemigo".
La trágica experiencia de la última dictadura argentina muestra que ese "enemigo" fue, para quienes planificaron y ejecutaron el golpe, casi toda la sociedad, incluidos ancianos y niños que acababan de nacer.
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