Siemens parte como favorita en el contrato del AVE que se adjudica hoy
Alstom y Talgo optan también a la fabricación de hasta 40 trenes por 110.000 millones
Un año después de la convocatoria del denominado concurso del siglo, el consejo de Renfe, reunido con carácter extraordinario, tiene previsto hoy adjudicar el contrato más importante de la historia del ferrocarril español: la fabricación de entre 26 y 40 trenes que cubrirán la futura línea Madrid-Barcelona en dos horas y media.
Aunque la incertidumbre ha sido máxima, las escasas filtraciones de las negociaciones que han mantenido los fabricantes con la comisión encargada de evaluar las ofertas hacían preveer que se optaría por un criterio de reparto del contrato, en lugar de la adjudicación a una única empresa, como sucedió con el AVE Madrid-Sevilla, que fue a parar a manos de la franco-británica Alstom.
Vuelco de última hora
No obstante, a última hora, desde diversas fuentes relacionadas con el proceso se insistía en un "verdadero vuelco" de las expectativas iniciales, en favor de la alemana Siemens, que podría llevarse el grueso del contrato. El reparto podría estar en un 80% de los trenes para Siemens y el resto (alrededor de una decena) para Talgo.
En el hecho de que la balanza se decante finalmente para Siemens, además de las cuestiones técnicas, han podido pesar también motivos de "alta política". En concreto, la presión ejercida por el Gobierno alemán habría resultado decisiva. El Ejecutivo germano estaba muy molesto con la actitud de su homólogo español que adjudicó por sorpresa a la empresa estadounidense General Dynamics la privatización de la compañía pública de armamento Santa Bárbara, en detrimento de la alemana Krauss Maffei-Wegmann.
El Gobierno alemán hizo valer la patente que tenía Krauss sobre el carro de combate (*CF13*)Leopard,(*CF*) principal contrato de Santa Bárbara (325.000 millones de pesetas), bloqueando su fabricación. No obstante, las autoridades germanas dieron marcha atrás y el pasado miércoles, día 21, se firmó el acuerdo con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) que desbloqueaba el veto, dando vía libre a la venta definitiva de Santa Bárbara a General Dynamics.
El emblemático contrato del AVE se discutió ayer en conversaciones informales durante la celebración de la cumbre de Estocolmo, que ha reunido a los máximos dirigentes europeos y, entre ellos, el presidente del Gobierno, José María Aznar.
[QQ] Y es que aunque la decisión la adopta oficialmente Renfe, el Gobierno no ha sido ajeno al proceso. El Ministerio de Fomento impuso desde el principio la participación de dos representantes en una comisión encargada de evaluar las ofertas, de la que formaban parte otros dos miembros designados por la compañía ferroviaria.
Esta comisión ha sido la encargada de reunirse con los fabricantes que concurrían al concurso para aclarar y, en su caso, mejorar los distintos aspectos de las ofertas (técnica, industrial y económica), ya que se ha adoptado la fórmula del concurso negociado en lugar de la mera puja. La comisión finalizó el jueves sus deliberaciones sin la presencia de Abraham Ventero, director de compras de Renfe, que se encuentra enfermo.
Aunque el titular de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, ha impuesto una férrea ley del silencio sobre el proceso, no han faltado las suspicacias sobre presiones políticas al más alto nivel, a pesar de que el portavoz del Gobierno, Pío Cabanillas, dijo ayer que éste era un asunto que compete "exclusivamente a Renfe" y sobre el que el Consejo de Ministros, oficialmente, no trató ayer. El consejo de Renfe cuenta con 14 vocales y su presidente, Miguel Corsini. En su composición figuran representantes de los ministerios de Fomento, Economía y Hacienda, así como dos miembros de CCOO y UGT.
Además del contrato principal, Renfe debe adjudicar también otros dos concursos para el suministro de trenes con cambio de ancho de vía (12.000 millones de pesetas ) y regionales (7.200 millones).
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