Soyinka cree que la acogida de los inmigrantes es un acto de 'justicia poética'
Los invasores de ayer son los invadidos de hoy: Europa, que se permitió administrar África como si fuera de su propiedad, vive ahora atemorizada por la avalancha de inmigrantes del continente negro. 'Hay algo de justicia poética en esta situación', bromea, con una nota de amargo sarcasmo, Wole Soyinka. El escritor nigeriano, premio Nobel de Literatura en 1986, participa en Santiago de Compostela en los actos de la Celebración Mundial de la Poesía, que organiza el Pen Club.
Sobre la avalancha de inmigrantes africanos, Soyinka se sonríe ante ese acto de 'justicia poética'. 'Miren el caso de Argelia: los franceses se hicieron copropietarios del país y ahora son los argelinos los que se van a Francia'. El gran éxodo, en todo caso, supone una sangría humana para los países de origen: 'Es una fuga de cerebros, perdemos a la gente que más necesitamos. Sólo en la costa Oeste de Estados Unidos hay 3.000 médicos nigerianos'.
Soyinka recitó sus poemas junto a otro Nobel, su amigo antillano Derek Walcott. Ambos simbolizan las dos caras del sufrimiento negro: la de los devastados por la colonización y la de los desarraigados por el esclavismo. Soyinka fue el primer negro en recibir un Premio Nobel. Consciente de esa responsabilidad que le ha endosado el Nobel, su discurso está salpicado de denuncias políticas, incluso cuando algún periodista sugiere que lo pertinente es hablar de literatura. Le apuntan a Soyinka que con los años su escritura ha perdido ironía y se ha teñido de pesimismo, y él no lo niega del todo: 'Depende del humor de cada momento. Pero cuando ves las matanzas de Ruanda, tan minuciosamente preparadas, las matanzas de Argelia, la destrucción de los símbolos budistas y el trato infligido a las mujeres en Afganistán..., entonces pierdes la fe en la humanidad y en el progreso'.
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