Feria
El día 13 de este mes pude observar cómo el alcalde de nuestra capital, José María Álvarez del Manzano, inauguraba una pequeña feria del sector de las telecomunicaciones en mi facultad. Acunando una sonrisa imborrable, visitaba algunos puestos donde azafatas y profesionales, de forma exultante, saludaban al alcalde. Mientras admiraba a este hombre, no podía dejar de preguntarme de qué lugar extraería tiempo para cumplir las funciones de su cargo cuando está presente en todas y cada una de las presentaciones e inauguraciones conocidas. Debo suponer entonces que su función administrativa le pertenece a la noche y así, trabajando día y noche, es completamente normal que tuviese una aspecto cansado a pesar de su inviolable sonrisa.
Sin embargo, nuestro alcalde también sufre pequeños despistes. Dado su amplio campo de trabajo, necesita delegar en otros funciones que de otro modo le impedirían disfrutar de las visitas y encuentros que ocupan todo su día. Y precisamente aquí es donde se produce la dispersión de responsabilidades. El último caso conocido es el de los derrumbamientos de los dos edificios situados en las calles de Gaztambide y del Factor, respectivamente.
Parece increíble que la división de comisiones en comisiones que vuelven a dividirse, hasta alcanzar un nivel de detalle en la responsabilidad tan elevado, pueda ofuscar las respuestas que siguen esperando los medios, los familiares y el resto de ciudadanos. Y es aquí donde se muestra el despiste, pues todo indica que entre las empresas de construcción y las comisiones no existe absolutamente nada.
Nada. Nadie que vigile directamente la ejecución de las obras o el cumplimiento de las licencias ofrecidas. El edificio de Gaztambide carecía del permiso de obras, a la espera de que la empresa constructora enviase a la Junta de Chamberí un perfil de la obra.
El edificio estaba catalogado como de nivel 3 (lo que a uno le parece de gran importancia, sin entender de qué se habla).
¿Por qué nadie se molestó en comprobar si se cumplían los requisitos legales? ¿Dónde está la figura que podría haber salvado las tres vidas que aún tiemblan bajo los escombros de la piel de los familiares? El alcalde estaba ocupado estrechando manos y sonriendo.-
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