Sergio, el punto de equilibrio
Laborioso, es la expresión del juego del Espanyol ideado por Flores y Camacho
Algo había oído, como muchas otras cosas que se dicen en el fútbol, y por eso cuando Sergio llegó al vestuario puso la radio. Pero nadie daba la lista de la selección, así que se olvidó. Luego apareció Lardín y le dijo que Camacho le había seleccionado. 'Hasta ahora', respondió Sergió, 'seguía a la selección como un aficionado: me ponía delante de la tele con la coca-cola y mis palomitas y los veía jugar. Esta vez me verán a mi'. Ya está Sergio (L´Hospitalet, 1976) donde soñó. Pese a pasar por el fútbol base del Barça, es del Espanyol (1995). Miembro de una generación periquita excepcional, integrada por Capdevila, Morales, Balbuena, De Lucas y Tamudo, Sergio es el último al que le ha ocurrido algo trascendente aún cuando merecía ser el primero. Capdevila fue traspasado al Atlético; de De Lucas se sabe hasta que le llaman Ricky Martin; y Tamudo ya fue internacional ante Alemania. Hoy, por fin, el escaparate es para Sergio, hijo futbolístico de Flores, si bien debutó en el primer equipo con Camacho, el mismo que le hará internacional. Sergio es un producto de la factoría Flores-Camacho, y eso significa: responsabilidad, laboriosidad y oficio. Ombligo del equipo, es un medio completo: guarda la posicición, da equilibrio y tiene llegada, aunque le falta gol. Marca sólo tantos escogidos, como el que le metió al Barça en plena celebración de la Liga o el que le marcó al Atlético en la final de Copa. Fuerte y técnico, es un valor seguro pese a que tiene contrato hasta 2008 y vale 4.000 millones. El dinero ya impidió su pase al Valencia en favor de Baraja. Hoy, sin embargo, nadie duda de que cambiará de equipo: le coviene al jugador y le viene bien al club para pagar sus deudas.
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