Un testigo niega que el detenido en la 'Madrugá' portara un arma
Un testigo contradijo ayer toda la versión oficial de la Policía Local sobre la detención de David Sánchez, acusado de generar desórdenes y caos al amenazar a un grupo de personas con un enorme cuchillo durante la pasada Madrugá, una fecha en la que se registraron estampidas humanas y hubo decenas de heridos. Este hombre aseguró ayer en un juzgado sevillano que el acusado no portaba ningún arma ni mostraba una actitud amenazante contra nadie. Lo más negativo sobre Sánchez que se puede deducir del testimonio del testigo es que iba bebido, ya que le describió como 'mareado'.
Sin embargo, su versión de los hechos deja en un lugar pésimo a la Policía Local, ya que afirma que uno de sus agentes encañonó el pecho de Sánchez con su pistola, una acción bastante agresiva -y discutida y criticada en su momento- aún si fuera cierta la versión policial de que el joven blandía un cuchillo.
Por su parte, el acusado admitió que portaba un cuchillo entre sus ropas, aunque negó que lo usará para amenazar a nadie e insistió -se presentó una denuncia que fue archivada- en que había sido golpeado en la comisaría de la Policía Local sevillana. Sánchez fue atendido tras su detención de varias heridas y cortes en la cara, rotura del tabique nasal y magulladuras en el tórax y rodillas. La versión de los agentes municipales es que se cayó de bruces al suelo cuando agredió con una patada a un policía en la comisaría.
Precisamente, ésta es la única acusación de la Fiscalía contra el acusado, para el que pide un año de cárcel por un atentado a la autoridad. El fiscal se esforzó en dejar claro que el de Sánchez era un caso más y que no se estaba juzgando al supuesto responsable de los altercados sucedidos en la Madrugá.
Estampidas humanas
La detención de Sánchez fue una de las muchas hipótesis más o menos verosímiles que se manejaron como explicación de las estampidas humanas que tuvieron lugar durante las procesiones de la Madrugá. Las investigaciones dirigidas desde la Delegación del Gobierno concluyeron que se trató de un caso de pánico en el que, debido a la alta concentración de personas en unos determinados y muy reducidos espacios, éste se multiplicó a cada segundo.
Hasta que el caso se archivó en un juzgado sevillano en pasado junio, fueron muchos los encontronazos entre los responsables de las Fuerzas de Seguridad del Estado y los del municipio. Una de las teorías a las que más verosimilitud se dio desde los ámbitos oficiales, especialmente desde el Ayuntamiento, fue la de que todo se trataba de un juego de rol ideado por universitarios inspirados en la película Nadie conoce a nadie. Poco después se supo que la Policía Local sólo tenía la versión de un estudiante que oyó al vuelo una conversación en un recinto universitario y que, al ser invidente, no podía identificar a nadie.
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