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Columna
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Violencias

La Consejería de Educación y Ciencia, en combinación con la de Gobernación y la Federación de Municipios (FAMP), ha diseñado un plan de actuación a fin de contrarrestar los actos de violencia que se dan en el entorno escolar y que últimamente vienen siendo motivos de protesta ciudadana en varios lugares de Andalucía. Ha coincidido la noticia con la celebración en París, del 5 al 7 de marzo, de la Conferencia Internacional de la UNESCO dedicada al tema de 'La violencia en la escuela y las políticas públicas'. Que la UNESCO dedique una conferencia internacional a esa cuestión nos ilustra acerca de la importancia y trascendencia de ese problema en las actuales sociedades modernas, donde toda la población entre 6 y 16 años está obligada a asistir a un centro educativo. ¿Hay mayor violencia en la escuela de hoy que en la de ayer? ¿Cómo debe reaccionar la sociedad, y las autoridades primeramente, ante este tipo de hechos? Los discursos de Jospin y Jack Lang, como anfitriones de la conferencia, aportan reflexiones interesantes y propuestas útiles para nuestra Comunidad.

Pero, sin embargo, será siempre difícil emprender una coherente política educativa contra la violencia escolar y juvenil si no se acomete, a la par, una actuación contundente contra los adultos que transmiten al conjunto social actitudes de violencia y de imposición. Por ejemplo, ¿no es un hecho de extremada violencia que el ayuntamiento de El Ejido desmantele de forma expeditiva las chabolas donde vivían los trabajadores marroquíes sin prever una estancia alternativa para esas personas? ¿Son una manifestación de violencia verbal y de ofensa las palabras del presidente de Asaja, Javier Ciézar, recomendando no contratar inmigrantes en las tareas agrícolas para evitar afear la imagen turística de la Costa del Sol?

La violencia existente en determinados centros escolares exige, sin duda, medidas y recursos de tipo educativo, pero conviene dejar sentado de una vez que sobre todo y ante todo es reflejo de una sociedad donde la rivalidad, la competitividad, la exclusión y la intolerancia flotan en el ambiente. Como en otros asuntos, la violencia escolar no es aquí sino una suave reverberación de la violencia social.

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