El PSPV prepara la ruptura de pactos locales con el PP para relanzar acuerdos de progreso
El PP mantiene con ayuda de tránsfugas los tradicionales feudos socialistas de Mislata y Alcoy
La moción de censura de Mislata (40.000 habitantes), con la que el PP ha conseguido la alcaldía gracias a dos tránfugas socialistas, ha supuesto un duro golpe para el PSPV, ya que sus adversarios han logrado colocar una cuña importante en el denominado cinturón rojo de Valencia. Una cuña que escuece tanto o más que la colocada por los populares en Alcoy, donde su alcalde Miguel Peralta logró sacar sus primeros presupuestos municipales gracias a un tránsfuga del PSPV.
El secretario de Organización del PSPV, Vicent Sarrià, está convencido de que la moción de censura de Mislata ha sido dirigida por la dirección regional del PP que luego ha representado el papel de plañidera del transfuguismo anunciando la apertura de expediente informativo a los ediles populares de este municipio. Aunque públicamente los socialistas confían en recuperar el bastión de Mislata en las próximas elecciones, en privado reconocen que el objetivo será complicado si los populares consiguen visualizar una buena gestión.
El vicesecretario regional del PP, Juan Manuel Cabot, afirma por su parte que su partido está contra el transfuguismo y que si es necesario expulsar a los concejales de Mislata se les expulsará. Cabot asegura que los socialistas, en vez de criticar, deberían culminar los expedientes abiertos a los ediles de Chiva y Pinoso, que presentaron mociones de censura con tránsfugas.
Vicent Sarrià señala que las críticas de los populares son infundadas, puesto que los ediles socialistas que colaboran con tránsfugas son dados de baja del partido y apartados de todos los cargos orgánicos. Situación aplicada a los ediles de Chiva y Pinoso.
El secretario de Administraciones Públicas, Antoni Such, explica que las situaciones en las que concejales socialistas lanzaron mociones de censura apoyados en tránsfugas coincide con una etapa de desgobierno del partido, en la que las gestoras del PSPV tenían serios problemas para aplicar la disciplina. Sin embargo, recuerda que en el caso de Chiva fue la nueva Ejecutiva de Zapatero, la que acordó expedientar a los ediles del partido.
'El transfuguismo a quien más perjudica es al partido socialista. El PP desde el Gobierno tiene capacidad para fomentarlo con promesas de inversiones', sentencia Such.
Para el presidente del Bloc, Pere Mayor, 'los acuerdos sobre el transfuguismo no sirven para nada'. El dirigente de la tercera fuerza en implantación municipalista cree que 'el Partido Popular sólo entra en mociones con tránsfugas cuando obtiene la alcaldía' y confiesa que 'tener la alcaldía es un plus para lograr la mayoría en las urnas, aunque no siempre da resultado'.
Para la responsable de Política Municipal de Esquerra Unida, Ángels Candela, no hay duda: 'El partido que se está aprovechando del fenómeno del transfuguismo es el de Zaplana'. Candela argumenta que el presidente de la Generalitat es una referencia política en la Comunidad Valenciana que demuestra cómo se puede hacer carrera a partir del acceso a una alcaldía [la de Benidorm] con ayuda de tránsfugas'. La dirigente de Esquerra Unida cree, además, que hay un doble discurso que permite al PP avalar mociones antitransfuguismo mientras se siguen presentando mociones de censura con ayuda de personas que han traicionado la confianza de su partido y de la ciudadanía.
'El transfuguismo es un acto grave en un sistema democrático basado en partidos políticos, máxime cuando se conceden alcaldías a quienes no las han obtenido a través de las urnas'.
Pese a todo, los firmantes del Pacto Antitransfuguismo reconocen que es muy difícil legislar sobre la materia, porque la teoría se complica con las realidades locales, donde entran cuestiones como los intereses económicos, las relaciones personales o la falta de estructuras partidarias sólidas.
Elementos que acaban por convertirse en las coartadas que justifican el cambio de gobiernos mediante tránsfugas.
Urbanismo político
El problema del transfuguismo político se funde en ocasiones con el cambio de alianzas y pactos entre fuerzas políticas de signos opuestos. La comarca de La Marina es un buen ejemplo de ello, ya que en poco más de un año Xàbia, Xaló, Orba y Ondara ha registrado recambios al frente de la alcaldía, en todos los casos a favor del Partido Popular. De las cuatro mociones de censura alentadas por el PP, la de Ondara se ha realizado con tránsfugas del Bloc; las de Orba y Xaló con la colaboración del PSPV y la de Xàbia con independientes. Excepto en la última de ellas, el principal damnificado ha sido el Bloc, que ha perdido tres alcaldías. Pere Mayor explica que la proliferación de mociones de censura en La Marina, una de las comarcas donde los nacionalistas tienen mayor implantación, tiene causas variadas. 'Son varias las causas, pero creo que a esta situación ha contribuido la inestabilidad del PSPV y la complejidad de las realidades locales', prosigue Mayor, 'aunque en esta comarca el urbanismo y el agua juegan un papel muy importante'. El dirigente valencianista asegura, sin embargo, que los pactos de progreso alcanzados con el PSPV y EU han funcionado bien, aunque los incumplimientos han venido esencialmente de pactos de los socialistas con los populares. Pese a las dificultades, Mayor apuesta por seguir dialogando con el resto de fuerzas de izquierda. El urbanismo en un elemento muy importante en las mociones de censura, como lo demuestra la que se gesta en la localidad valenciana de El Puig por parte del PP, aunque ha sido frenada por la dirección del partido por la oposición vecinal a los proyectos urbanísticos del alcaldable.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.