Halladas 1.800 monedas islámicas de oro en Valencia

Una vasija con más de 1.800 monedas islámicas de oro ha aguardado durante casi mil años enterrada en pleno casco antiguo de Valencia a que el tiempo hiciera de la probabilidad escasa una azarosa certeza: que alguien hallase tan fabuloso tesoro. Ocurrió el lunes. 'He encontrado unas monedas', exclamó Antonio Martínez Villaescusa, un obrero de 50 años de Tavernes de la Valldigna que daba forma a golpes de legón a una zanja destinada a alojar los cimientos de un edificio del Instituto Valenciano de la Vivienda (IVVSA). 'Eso es mentira', le espetó José Luis Barrientos, de 41 años y también vecino de Tavernes, acostumbrado a las bromas de su compañero.

No era broma. El chasquido de la azada rompió la vasija -'al pegarle con el legón se deshizo', señaló Martínez Villaescusa, todavía sorprendido por el hallazgo- y dejó a la vista el tesoro, oculto desde que su dueño, uno de los 15.000 habitantes de la por aquel entonces (siglos X o XI) ciudad más populosa de la Xarquia, o zona oriental de Al-Andalus, pusiera a recaudo de miradas ajenas sus dinares. El brillo aureo de las monedas dio paso al estupor y después a la incertidumbre. ¿Qué hacer? Se debieron preguntar. Y frente a otras peregrinas fabulaciones primó rápidamente la honradez.

De su existencia dio cuenta ayer José María García Zarco, director general de la Vivienda de la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes (COPUT), que mostró el tesoro antes de tener que entregar hoy, según se dijo, las 1.833 monedas que lo componen, entre dinares y fracciones de dinar, a la Dirección General de Patrimonio. La Consejería de Cultura se hará cargo puesto que el solar donde se hallaron, en la calle de Santa Elena (entre las plazas del Árbol y de la Santa Cruz) pertenece a la Generalitat.

Aunque los arqueólogos todavía no los han estudiado con detenimiento, todo parece indicar que son dinares de oro, monedas islámicas acuñadas hace un milenio en alguna de las cecas de la zona musulmana del este peninsular. De cualquier forma, Zarco destacó la importancia del descubrimiento, tanto por la cantidad de piezas como por su estado de conservación. 'El tesoro más importante de monedas islámicas encontrado en la Comunidad Valenciana', afirman desde la COPUT. Para los legos, el brillo de las monedas era prueba suficiente de su valor. Y de que ni el tiempo ni la próxima humedad del Turia habían mellado el dinero guardado hace un milenio por el antepasado de los vecinos de El Carmen.

Tanto Zarco como los dos obreros destacaron que sólo la casualidad permitió hallar el tesoro. Unos centímetros más allá y hubiese quedado oculto bajo el nuevo edificio al menos durante unas décadas más. Hasta que a alguien, quizá no tan honrado, se le iluminasen los ojos ante el secreto. Sus ahora descubridores afirmaron conformarse con unos días de vacaciones.