La derecha francesa llega a las elecciones municipales hoy en un ambiente de derrota
La izquierda, liderada por Jospin, confía en ganar la alcaldía de París por primera vez
El líder de la derecha y presidente de la República, Jacques Chirac, no compite en ninguno de los 36.577 municipios, como tampoco lo hace el primer ministro. Pero no cabe imaginar a alguien más interesado que estas dos personas en los resultados que las urnas arrojen esta noche, justo un año antes de las elecciones legislativas y presidenciales. Hoy se celebra sólo la primera vuelta de las municipales y todos los partidos concurren con listas propias, pero habrá una gran polarización izquierda / derecha en la segunda vuelta del domingo próximo. La división de la extrema derecha en dos opciones irreconciliables reduce al mínimo el valor como tercera fuerza que llegó a tener en otros tiempos para Jean-Marie Le Pen.
Sondeos recientes, no publicados en este país por imperativo legal, previenen de que la oleada rosa puede ser menor de lo esperado, entre otras razones porque un 40% de electores sigue indeciso. Por si el escenario final resulta menos rosa de lo esperado, los estrategas socialistas se lo plantean así: 'Si la izquierda conquista París, la importancia de esta victoria ocultará otras posibles derrotas', afirma un estrecho colaborador del primer ministro.
El avance de la izquierda en la capital es más significativo teniendo en cuenta que no se produce entre los sectores tradicionalmente rojos: la izquierda y Los Verdes obtienen el 53% de las intenciones de voto entre los obreros, el 56% entre las clases medias y el 62% entre los cuadros superiores, frente a sólo el 32% de los numerosos jubilados e inactivos. La izquierda acosa la Bastilla chiraquiana en todas partes: además de la base parisiense desde la que el jefe del Estado construyó su carrera política, el propio secretario general del Partido Socialista, François Hollande, le amenaza en Tulle, una ciudad del departamento de Corrèze, el feudo electoral de la familia Chirac.
Frente a Bertrand Delanoë, el casi desconocido asaltante de la alcaldía de París en nombre de la 'izquierda plural', se sitúan hombres mucho más conocidos del antiguo régimen: el alcalde saliente, Jean Tiberi, a quien Chirac dejó en ese puesto cuando él se marchó al Elíseo, y el actual candidato del neogaullismo parisiense, Philippe Sèguin, que apenas pudo hacer otra cosa, en su último mitin de campaña, que expresar su confianza en haber hecho cuanto estaba en su mano. Pero toda la corrupción de la alcaldía parisiense pesa sobre la historia de Chirac y de su sucesor, Tiberi. Tampoco se esperan avances de la extrema derecha, pese a contar con el apoyo de un hijo de De Gaulle.
Creciente feminización
La batalla de fondo entre izquierda-derecha oculta una realidad tanto más importante para el futuro de la política, que es su feminización. Entre las socialistas, actualmente sólo Catherine Tratumann dirige una gran ciudad, Estrasburgo, y aspira a conservarla. La ex ministra de Empleo y Solidaridad Martine Aubry debe lograr sin problemas la alcaldía de Lille. Su sucesora en ese ministerio, Elisabeth Guigou, lucha por Aviñón, pero sin grandes perspectivas de éxito.
Al margen de las grandes encrucijadas políticas, los temas de la campaña han girado en torno a la inseguridad ciudadana y los transportes públicos. Lo que más se ha discutido es si deben organizarse o no verdaderas policías municipales -las actuales se limitan al control de aparcamientos-, a las que la izquierda se opone en nombre de un modelo republicano que mantiene un único aparato de seguridad para todo el país -Jospin equipara la organización de policías locales a la instalación de sheriffs en el territorio francés-. Y el segundo gran tema concreto son los transportes públicos, y sobre todo la instalación de tranvías en todas las grandes ciudades.
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