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Columna
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El atractivo de Murcia

Cada día son más los alicantinos que viajan a Murcia en cuanto disponen de unas horas de ocio. Los fines de semana no es infrecuente encontrar, en uno u otro lugar, a conocidos visitando la ciudad. Durante los últimos años, Murcia ha experimentado un cambio considerable que la ha convertido en una población atractiva, de indiscutibles encantos. En esto ha tenido mucho que ver la renovación de su comercio, que ha sabido resistir la presión de las grandes superficies y ha proporcionado al centro de la ciudad un gran dinamismo. Las obras de rehabilitación efectuadas y las que actualmente se llevan a cabo, parecen hechas con indudable tino, huyendo de los alardes y las falsificaciones. Los nuevos edificios, como el que ha construido el arquitecto Rafael Moneo para el Ayuntamiento, sin ser excepcionales, tienen ese toque de atrevimiento que resulta indispensable en una urbe moderna.

Todo esto, naturalmente, sorprende al alicantino. Para quienes estamos habituados al desastre urbanístico en que han convertido Alicante, visitar una ciudad que dispone de zonas peatonales extensas, de plazas y jardines cuidados y donde resulta posible pasear de una manera agradable es todo un acontecimiento. Cada vez que visito Murcia, y acostumbro a hacerlo varias veces en el año, recorro una y otra vez este centro de la población sólo por el placer de caminar en unas condiciones que serían imposibles de encontrar en mi ciudad. Después está ese carácter de capital de la Huerta que todavía guarda Murcia, y la impresión que produce al chocar con la ciudad moderna. Pero, ésta es otra historia.

Otro de los grandes atractivos que ejerce Murcia sobre las gentes de Alicante es su actividad cultural. La autonomía ha proporcionado a la ciudad un movimiento cultural notable. Notable, claro está, para una urbe de sus dimensiones. Las autoridades han tenido el acierto de huir de los grandes proyectos -esos que entierran miles de millones para el lucimiento exclusivo de los gobernantes- y han levantado unos espacios decorosos que cumplen estupendamente su papel. La respuesta del público no ha podido ser más favorable. Aquí las autoridades -las autoridades del Partido Popular- han gobernando pensando en los ciudadanos y no en labrarse un futuro como políticos. Cuando ha llegado la hora de confeccionar los programas, de preparar las exposiciones, han sido lo bastante inteligentes para confiar esa tarea a gentes que entendían del asunto. El resultado son empresas, como el Auditorio, que se han convertido en un fenómeno regional, atrayendo a sus actuaciones un público de muchos kilómetros a la redonda.

Si se tiene en cuenta que todo esto que acabo de describir sucede a poco más de media hora en automóvil desde Alicante, a través de un cómodo trayecto por autovía, se advertirá la importancia que está adquiriendo Murcia para los alicantinos que así pueden compensar las carencias que presenta su ciudad. Pero, el fenómeno está afectando también a amplias zonas de la provincia. Por supuesto, a la Vega Baja, de una proximidad inmediata y que siempre se ha sentido un punto murciana; pero igualmente a tierras del interior, como puede serlo Pinoso y otras poblaciones cercanas. Como comentaba recientemente un amigo mío, tendría gracia que lo que no lograron los ideólogos del Sureste, 40 años atrás, se impusiera ahora de un modo natural gracias a la existencia de una autovía y a la torpeza de unos gobernantes.

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