_
_
_
_
LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

ETA y los medios: más allá del espejo

La prensa es una de las expresiones más genuinas del pluralismo y la complejidad de la sociedad de Euskadi. En contra de quienes pretenden homogeneidades simplificadoras, en el País Vasco la elección de un determinado periódico no lleva aparejado un voto específico, salvo en el caso de la prensa de partido -Gara (HB) y Deia (PNV)-, cuya subsistencia supone otra peculiaridad-anomalía vasca. En las últimas elecciones autonómicas de octubre de 1998, el 54,6% de los votos fueron a formaciones nacionalistas y el 45,4% restante a partidos no nacionalistas. Sin embargo, desde hace más de una década, sólo el 25,14% de los ejemplares vendidos en los kioskos de Euskadi son de diarios nacionalistas, y algo parecido sucede con la radio y la televisión. Esta asimetría entre el voto y las preferencias a la hora de informarse es uno de los motivos principales de la hostilidad tradicional del nacionalismo hacia los medios que se escapan a su control y que, no casualmente, son los que tienen mayor difusión y credibilidad. Otro motivo, más en clave psicológica, sería que estos medios reflejan una imagen del país y del propio nacionalismo que no concuerda con la de sus ensoñaciones soberanistas.

Pero, aunque comparta un sustrato común con las andanadas verbales disparadas desde el partido de Arzalluz, la campaña terrorista desatada por ETA y sus sucursales de la intimidación contra periodistas y medios de comunicación vascos y del resto de España no es episódica. Por el contrario, la reciente proliferación de ataques y atentados en esta dirección indica que ETA ha convertido a la prensa no afín en un frente abierto y permanente más para sus acciones terroristas. Se trata de la culminación del proceso anunciado con meticulosidad seis años atrás, cuando KAS planteó en su ponencia Txinaurriak (Hormigas) la conveniencia de 'meter la lucha armada' en los medios de comunicación y de ir preparando psicológicamente a la base social de HB para que aceptara sin mayores traumas futuros asesinatos en este ámbito. Esa teorización coincidió con el descubrimiento por otras instancias, como Elkarri, del supuesto papel de los medios como 'agentes' del 'conflicto'.

Se ha dicho que la fijación del mundo de ETA con la prensa obedece a la reacción irracional de romper un espejo en el que no ve reflejada su realidad -'no reconocer la realidad de Euskal Herria' o 'ir contra el proceso' fueron acusaciones repetidas contra los medios no nacionalistas desde las posiciones de Lizarra-. Es una interpretación compasiva. Hay más razones para pensar que con esta ofensiva se pretende lo mismo que con la intimidación y el asesinato de cargos públicos, profesores, policías o empresarios vascos: quebrar la pluralidad y ahogar la libertad en el miedo. En este contexto, resulta desazonador que alguien como Arzalluz equipare supuestos agravios mediáticos con el intento de volar un periódico. O que el nacionalismo llore su inferioridad de medios cuando dispone de los suyos particulares y ha puesto sin remilgos al servicio de su proyecto de 'construcción nacional' a la radio y la televisión pública que pagan todos los vascos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_