Valencia fluvial y marítima
El Cabanyal fue, es y será un símbolo de la hospitalidad hacia los forasteros que, rápida y misteriosamente, se convierten en cabanyalers. Los que vinieron, vienen y vendrán desde el mar distinguen y distinguirán un pueblo de casas bajas paralelas a la costa... ¿Valencia? No exactamente. ¡El Cabanyal, aldea irreductible! Las que venían, vienen y vendrán de tierra adentro, ya se tratase de vecinos de Arrancapins aficionados a la pesca y usuarios del tranvía por la avenida del Puerto, o bien fuesen estudiantes en bicicleta por el Camí del Cabanyal, con la intención de cortejar en la playa, apreciaron, aprecian y apreciarán unas casas que ni que hablaran... ¿Valencia? No exactamente. ¡El Cabanyal-Canyamelar-Cap de França, aldea irreductible! Todos resultarían mezclados, en sana confluencia, con sus permeables pobladores, quizás a través de una gabardina en las tabernas o quizás estableciéndose al lado de la madre mar.
Este mestizaje espontáneo representa uno de los valores de El Cabanyal cosmopolita, junto a las ya conocidas y destacadas de orden sociocultural, urbanístico y arquitectónico. Al intentar llevar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar, haciendo trizas El Cabanyal, se atenta también contra ese aparador de amable criollismo, contra el cabanyaler way of life, evitando el renovador contacto entre distintos, y procurando su separación, la uniformidad ciudadana.
Se ha repetido como un error que Valencia vive de espaldas al mar. Naturalmente, Valencia ha sido una ciudad fluvial. La anexión de los poblados marítimos ha supuesto más su colonización que un abrazo de encuentro. El Ayuntamiento ha maltratado Natzaret, El Grao, El Saler, La Malva-rosa, Pinedo, La Punta, El Palmar y El Perellonet, movido por intereses económicos y urbanísticos. Toca una rectificación. La Valencia fluvial tiene que encontrarse con la Valencia marítima, y pegando porrazos, como ahora intenta hacer el gobierno en el Cabanyal, no parece la mejor manera. ¿Valencia? Exacto, será mestiza o no será.-
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