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Reportaje:

Ajuste de cuentas en la sierra

Procesados dos ex policías, un confidente y un camionero por el asesinato del empresario Urrutia

El empresario de San Sebastián Juan José Urrutia, de 38 años, fue asesinado en una pista forestal de la sierra navarra de Urbasa al anochecer del 17 de abril de 1995. Su cadáver fue encontrado al día siguiente. El tiro en la nuca que acabó con su vida fue efectuado a quemarropa con una pistola Astra 400. Alfonso Mendoza, el presunto autor del disparo, es uno de los acusados de asesinar a Urrutia por una deuda de 20 millones de pesetas relacionada con el tráfico de drogas, según el auto de procesamiento y conclusión del sumario que acaba de dictar el Juzgado de Instrucción número 1 de Estella, que considera que ése fue el motivo del crimen, aunque no se ha logrado aclarar a quién debía Urrutia tal cantidad de dinero.

Tras cinco años y medio de investigaciones, el oscuro sumario del caso Urrutia ve ahora la luz. La asociación Adore, que ejerce la acción popular, considera que la instrucción judicial pone de relieve la persistencia de las redes mafiosas dedicadas al narcotráfico. 'Los datos nos abren las puertas sobre mafias que actuaban en los años ochenta y todavía siguen vigentes', estima Txus Congil, portavoz de Adore.

Año y medio después de decretar el secreto sumarial, un juzgado de Estella ha dictado auto de procesamiento contra cuatro personas como presuntos autores de los delitos de detención ilegal y asesinato de Urrutia, al considerar que hay indicios claros de su participación en aquel crimen.

Se trata del ex ertzaina José Ignacio Gómez de Segura, el ex policía nacional Manuel Hernández Berrocal, Alfonso Mendoza Borja, vigilante de seguridad y confidente de la Guardia Civil, y el súbdito portugués Celestino Antonio Rodríguez Pinuelo, camionero de profesión. Los tres primeros se encuentran en prisión desde el año pasado. Rodríguez permanece en situación de rebeldía. Todos ellos cuentan con un largo historial delictivo.

El relato de los hechos aportado por el sumario destaca el dramatismo de las últimas horas de vida del propietario del picadero de caballos Mareckur, en Intxaurrondo, al que fueron a buscarlo los acusados. Al no entregarles el dinero, Urrutia fue secuestrado y trasladado en su propio coche, un Ford Fiesta rojo matrícula de Navarra 2322-P, que condujo Gómez de Segura con Rodríguez como copiloto.

Desde San Sebastián se trasladaron a Estella. Durante el trayecto, los acusados realizaron paradas y discutieron sobre qué hacer con Urrutia. Efectuaron además varias llamadas telefónicas para consultar el destino del secuestrado con terceras personas cuya identidad no ha sido aclarada. Al final del día, llegaron a una pista forestal del monte Limitaciones, en Urbasa, cerca de la frontera con Álava. Mendoza y Hernández habían viajado hasta el lugar en una Nissan Vanette.

Trabas a la investigación

También allí discutieron qué hacer con el empresario. Finalmente, Mendoza, según el auto, se dirigió a la furgoneta, cogió una pistola y disparó a la nuca de Urrutia, que quedó muerto en el suelo. Después, abandonaron el coche del asesinado en la sierra y regresaron a San Sebastián.

Las investigaciones efectuadas durante cinco años por la Guardia Civil de Intxaurrondo apenas dieron como resultado la detención de una persona ajena a los hechos. Se trata de José Tomé do Nascimento, quién tenía en su casa la pistola del crimen. Se la había proporcionado uno de los acusados.

La investigación estuvo siempre repleta de trabas. Un ejemplo es que la Guardia Civil señaló en un primer momento que en el lugar del crimen se había encontrado un casquillo 9 milímetros parabellum, cuando en realidad era del calibre 22. Adore admite el impulso que el caso adquirió cuando José Domínguez, considerado hombre de confianza del entonces responsable del cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo, Enrique Rodríguez Galindo, dejó la causa.

Fue el testimonio de José Tomé sobre los acusados el que permitió centrar en ellos las pesquisas necesarias para comprobar que se dedicaban al cobro de deudas pendientes por narcotráfico. Todos ellos fueron detenidos el año pasado. Ingresaron en prisión y la juez pudo realizar la reconstrucción de los hechos en octubre de 2000 en Urbasa en presencia de Manuel Hernández.

Alfonso Mendoza niega haber sido el autor material del disparo que mató a Urrutia.

Vista de la sierra de Urbasa, donde fue hallado el cadáver de Juan José Urrutia (en la imagen pequeña).
Vista de la sierra de Urbasa, donde fue hallado el cadáver de Juan José Urrutia (en la imagen pequeña).LUIS AZANZA

Una historia de película

Aún no se ha aclarado a quién debía dinero el asesinado y hasta dónde llegaba la red de narcotráfico en la que presuntamente estaba implicado. A la espera de que se celebre el juicio, lo único que ya ha quedado claro es que el historial delictivo de los acusados es propio de una película de cine o televisión. El ex policía Manuel Hernández fue detenido en el año 1997 en aguas del Congo cuando viajaba en un carguero repleto de armas ligeras con destino a Guinea Ecuatorial. Al parecer, acompañaba a varios políticos guineanos con la intención de dar un golpe de Estado contra el régimen de Teodoro Obiang. El ertzaina Gómez de Segura fue detenido por la Guardia Civil en 1997 como autor de un robo con intimidación y de una detención ilegal. En 1998, se repitió la detención, esta vez en Málaga, como presunto autor de una detención ilegal y lesiones causadas a un súbdito marroquí. Está procesado de milagro, porque los agentes de la Guardia Civil lo detuvieron en el interior del vuelo IB 6702 con destino a Caracas en el que pretendía huir.

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