Dos mujeres víctimas de ETA reflexionan cara a cara sobre la paz y la justicia
Pocas horas después de que, el pasado 22 de febrero, ETA asesinase en San Sebastián a dos trabajadores en un atentado contra un edil del PSE que aún se recupera de sus heridas, otras dos víctimas del terrorismo se sentaban cara a cara en esa misma ciudad. Invitadas por EL PAÍS, Teresa Díaz Bada y Cristina Sagarzazu iban a reflexionar juntas y a confrontar sus ideas sobre las víctimas y su relación con los partidos, el diálogo, la situación política de Euskadi o cómo conseguir una paz justa.
Ambas son mujeres y a ambas la banda terrorista les arrebató a seres queridos en golpes contra la Ertzaintza. Teresa es hija de Carlos Díaz Arcocha, teniente coronel y superintendente de la Ertzaintza asesinado en marzo de 1985; Cristina es la viuda de Ramón Doral, suboficial de la policía vasca muerto por una bomba 11 años después. Les separan sus opiniones políticas: muy críticas con el PNV en el caso de la primera y de una nacionalista convencida en el de Sagarzazu.
Las dos opinan que sería conveniente un diálogo, incluso con el mundo violento, pero si Teresa cree que para ello es imprescindible primero que los terroristas y quienes les jalean renuncien a la violencia antes de plantear cualquier reclamación de cariz político, su interlocutora se expresa tajante: 'Hasta con el asesino de Montxo hablaría yo, te lo juro, con quien sea'.
Repasan sus sentimientos y experiencias desde el mazazo del crimen y se detienen a explicar lo que consideran que sería una paz justa. 'Yo desde luego no voy a renunciar nunca a que los asesinos de mi padre estén en la cárcel', dice Teresa.
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