Europa arropa a Turquía
La UE no le exige más sacrificios tras la crisis, pero le reclama reformas políticas
Desde este fin de semana Turquía se paraliza para la celebración de la fiesta islámica del Sacrificio (Aid el Adha), en la que cada familia debe matar un cordero. Por primera vez en muchos años, el Gobierno ha decretado nueve días de fiesta en escuelas y sector público, y ha cerrado los mercados financieros hasta el día 9. El país parece necesitar curarse de su última crisis, que le ha dejado al borde de la ruina, con la lira devaluada en un tercio de su valor respecto al dólar y la inflación descontrolada.
El mundo volvió su mirada hacia Turquía el pasado día 19, cuando el desplome de la Bolsa de Estambul y la retirada masiva de divisas (más de 5.000 millones de dólares en un día) sembraron el pánico en los inversores externos. En medio de tipos de interés del 7.000%, el caos amenazaba con contagiarse a mercados emergentes de Asia y América Latina. Dos días después, el Fondo Monetario Internacional recomendó que la lira abandonara su cambio fijo y comenzara a fluctuar libremente hasta caer un 36%. Apenas dos meses antes, el Fondo inyectó 11.000 millones de dólares para garantizar la liquidez del plan de estabilización turco.
'La crisis no afecta a las relaciones entre Turquía y la UE, ni a sus perspectivas de adhesión', aseguraba la semana pasada el comisario europeo para la Ampliación, Günter Verheugen. Para el responsable del proceso de nuevas incorporaciones, la UE sigue estando mucho más preocupada por las violaciones de los derechos humanos en Turquía, la discriminación de minorías como la kurda (12% de los 65 millones de habitantes), o el exceso de poder de los militares sobre los responsables civiles. 'Estamos en la fase previa al acceso, y queremos garantizar que Turquía cumple los criterios políticos de la UE', precisó.
Las dificultades de la economía turca ya eran patentes a finales del año 2000, y tal vez pasaron inadvertidas ante la magnitud de la crisis financiera que afectó simultáneamente a Argentina. La 'diferencia' turca es la escenificación del estallido de la crisis, el mismo 19 de febrero, en presencia de la cúpula militar de Turquía que acude cada mes al Consejo de Seguridad Nacional, y con el primer ministro, Bulent Ecevit, y el presidente de la República, Ahmet Necdet Sezer, como protagonistas de un intercambio de insultos y acusaciones de dejadez en la lucha contra la corrupción en el sector bancario.
Al menos puede haber una consecuencia positiva: los turcos parecen haber perdido el miedo a hablar abiertamente de la corrupción, que mina desde hace décadas la confianza internacional en su economía. Una reciente encuesta, elaborada por la Fundación Turca de Estudios Económicos y Sociales (TESEV), refleja que la corrupción es el tercer problema que más preocupa a los ciudadanos, tras la inflación y el paro. Uno de cada cuatro turcos admite, según el estudio, que ha tenido que dar 'bakchich' (propina) para sacar adelante un asunto en el juzgado o el hospital o para soslayar un agente de tráfico.
La devaluación de la lira, que ha acabado la semana estabilizándose en torno a 900.000 unidades por dólar (un 25% de pérdida de su valor respecto al pasado día 21), ha provocado ya fuertes subidas de precios, empezando por el tabaco, el alcohol y los hidrocarburos, que esta semana se encarecieron un 10%. La mayor parte de los sectores tiene previsto incrementar sus precios, tras la larga fiesta del sacrificio, entre un 25% y un 35%.
La previsión del Gobierno de cerrar 2001 con un 12% de inflación y de poder terminar 2002 por debajo del 10% se ha difuminado. Los analistas anticipan subidas de hasta el 20% en el sector de la energía tras la devaluación de la lira. Turquía importó el año pasado el 60% de sus necesidades en energía.
En los escaparates de Estambul o Ankara los precios vuelven a figurar en dólares o marcos. Y los comercios se han lanzado a saldos y rebajas fuera de temporada para librarse de existencias y obtener liquidez. Por ejemplo, Tofas, la filial de Fiat, ofrece un descuento de unos 1.500 dólares para quienes compren sus vehículos al contado, lo que significa una reducción de hasta el 15%, según los modelos.
Las autoridades confían en que la devaluación favorezca la exportación, para compensar el encarecimiento de las importaciones, que el año pasado aumentaron un 36% sobre 1999. El turismo también puede contribuir a sacar a la economía de su postración. Aunque los paquetes de los touroperadores se seguirán pagando en divisas, los gastos del viajero sobre el terreno se pueden ver reducidos en un 30%. Turquía tuvo 10 millones de visitantes en 2000, que se dejaron 8.500 millones de dólares. La Asociación de Empresarios de Agencias de Viajes espera que este año lleguen 14 millones de turistas.
'No es sólo la economía, estúpidos', clama Özdem Sanberk, director de la Fundación TESEV, desde las páginas del diario en lengua inglesa Turkish Daily News, parafraseando la campaña de Bill Clinton contra George Bush, padre. 'El nuevo programa económico del Gobierno para salir de la crisis tiene que tener más en cuenta la realidad del país , y debe prestar más atención a la justicia social'.
La economía ha hecho grandes progresos en los últimos 20 años, tras la política liberalizadora que siguió al golpe militar de 1980. Pero las reformas políticas no llegan. En el proyecto del llamado Programa Nacional de Turquía para el Acceso a la UE, que ha sido estudiado por civiles y militares en el Consejo de Seguridad, se acomete un amplio plan de privatizaciones, pero también se prevén medidas como la abolición de la pena de muerte, que aún pesa sobre el jefe de la guerrilla kurda, Abdalá Ocalan. Incluso la enseñanza y las emisiones de radio y televisión en kurdo podrían ser una realidad en 2005.
'Les hemos presentado a los militares la propuesta de imitar el modelo de Estado de Francia, que es el más centralista de la UE, pero siguen poniendo pegas', dice un alto cargo del Ministerio de Exteriores. 'Y las presiones desde sectores del Gobierno de coalición controlados por el Partido del Movimiento Nacional, bloquean muchas propuestas de acercamiento a Europa'.
El Gobierno debe presentar antes de abril su programa nacional, en respuesta a las observaciones de la UE. Entonces se empezará a saber qué sacrificio está dispuesto a hacer el poder militar y económico para anclar a Turquía, un gran mercado potencial con un 99% de musulmanes dentro de un Estado de la OTAN, con la UE, sin que los islamistas les acusen de venderse al 'club cristiano' ni los ultranacionalistas de traicionar el legado de Atatürk.
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