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CARTAS AL DIRECTOR
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Política, moral y 'vacas locas'

En el artículo publicado el 24 de febrero en EL PAÍS, Vacas locas, hombres ignorantes, de Álvaro Delgado-Gal, se dicen muchas cosas interesantes y se cuestionan algunos de los principales motivos acusados de desencadenar la epidemia. Concretamente intenta rebatir tres 'puntos políticos y morales'.

En primer lugar el ánimo de lucro, que supone el alimentar al ganado con piensos cárnicos, no es culpable. Los piensos cárnicos no habrían sido nocivos si no hubieran estado infectados. Pero no se ha demostrado que el agente patógeno sea un agente infeccioso, sino que las vacas comieron algo que no pudieron tolerar sus organismos. Alega el autor que el avance tecnológico por sí sólo no produce desarrollo; se precisa interés comercial. La ciencia, de la que se dispuso en altos niveles en la Unión Soviética no produjo prosperidad porque faltaba el estímulo que supone el ánimo de lucro. ¿Pero acaso el ánimo de lucro, del que sí se dispuso en EE UU, ha producido mucha prosperidad en el mundo?

Después se refiere al proteccionismo del mercado europeo, que de no haber existido habría hecho que consumiéramos carne del mundo subdesarrollado, exento de manipulaciones científicas y por tanto sano. El problema, dice, es que si bien el mercado totalmente libre 'pone todo en su sitio', cuando el periodo de incubación es tan largo como en la encefalopatía espongiforme, el ciudadano no dispone de suficientes elementos de juicio para valorar lo que es o no adecuado en el mercado que se le ofrece. Queda desasistido. Por lo tanto no es libre mercado, por sí sólo, tampoco el que induce el desarrollo.

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Por último alega que una producción ecológica habría evitado la tragedia, pero que sin los avances tecnológicos como los transgénicos no habrá suficientes alimentos para la enorme población de habitantes que el crecimiento demográfico augura. ¿Pero acaso no es cierto que, con avances o sin ellos, gran parte de la población actual muere de hambre?

Al final coincido en que, es evidente que es la ignorancia, pero también el ánimo de lucro y unas políticas insolidarias, las que han producido la tragedia. No es un mercado libre, sin reglas políticas y sin intervención ciudadana que evite la corrupción, el que puede poner coto, tanto a la falta de conocimientos como a la avaricia. Los pecados humanos son siempre iguales y contra ellos sólo tenemos las normas libremente aceptadas por ciudadanos tanto más libres cuanto más cultos. Cuanto más solidarios y participativos sean los ciudadanos, más seguro será el mundo.-

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