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Reportaje:

'Demasiadas falsedades'

El conductor que arrolló a los Otxoa se queja del trato informativo

El conductor que atropelló a los ciclistas profesionales Ricardo y Javier Otxoa el pasado 15 de febrero, Sebastián Fernández, se quejó en la madrugada de ayer, en declaraciones al programa El Larguero, de la Cadena SER, del tratamiento que viene recibiendo por parte de algunos medios de comunicación desde que ocurrió el accidente, en la carretera A-357 de Cártama, a unos 20 kilómetros de Málaga.

Fernández, director de Deportes de la Universidad de Málaga, afirmó que se siente 'vigilado' y que, tras la colisión, ha padecido 'un bombardeo continuo, a todas horas del día, a las diez de la noche o a las cuatro de la madrugada'. 'No entiendo por qué se hacen tantas elucubraciones. Y lo que más me ha dolido es que se haya dicho que intenté darme a la fuga. Eso es incierto', alegó, insistiendo en que se apresuró a asistir a las víctimas y a pedir ayuda. Ante todo lo que está sucediendo, dijo sentirse 'indefenso' y sentenció: 'No le deseo a nadie que pase por lo que estoy pasando'.

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La presión a la que alude Fernández se ha extendido, enfatizó, a su propia familia al ver cómo publicaban su fotografía, la de su casa, la de su hijo mayor y la del pequeño montándose en el coche. Fernández, que padece una crisis nerviosa desde el siniestro y que ha precisado atención psicológica, agregó: 'La presunción de inocencia no ha existido en mi caso en ningún momento, porque yo entiendo lógico que la opinión pública dude con la cantidad de falsedades que se han dicho'. No obstante, se aferró a la confianza de los que le conocen.

Sobre el accidente, Fernández sostuvo que iba con el cinturón de seguridad puesto y que vio perfectamente a los dos ciclistas, que 'iban en paralelo'. En el momento del choque, recordó, 'no venía ningún coche de frente y circulaba a una velocidad muy prudente, dentro de los límites permitidos', aunque no quiso entrar en más detalles, ya que las circunstancias de la colisión continúan en fase de análisis por parte de la Guardia Civil.

Reconoció que lo que está sufriendo la familia Otxoa no tiene comparación con lo suyo y añadió que está 'a su entera disposición', aunque redundó: 'Ser juzgado con falsedades es muy duro porque es durísimo ver la cara de mi hijo'.

Apostilló que ha tratado de acercarse a la familia Otxoa para ofrecerle su apoyo, pero, dijo, los intentos de contacto se produjeron siempre en momentos difíciles. En uno de ellos incluso pensó en desplazarse al hospital en el que Javier permanece en coma -su hermano murió- y con pronóstico muy grave. 'Tras pedir permiso para ver a los familiares, nos dijeron que allí estaba el padre, que se encontraba en estado de shock, y que no nos podían asegurar cuál sería su reacción', explicó.

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