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El camino más corto

Una mujer agredida por su marido decide llamar a la policía. Ésta acude, la protege y la traslada al centro sanitario. Los médicos la exploran, elaboran su historial clínico, diagnostican las lesiones, prescriben el tratamiento adecuado y emiten un parte judicial urgente, como harían con cualquier otro enfermo. Un celador traslada el parte al juez de guardia que solicitará, a su vez, del médico forense la peritación de los daños sufridos por la agredida.

Entre tanto la policía ha acompañado al juzgado a la mujer -a la que no dejará sola en ningún momento- para que ponga la correspondiente denuncia (si así lo desea) y, en todo caso, la acompañará a un centro de asistencia social donde la protegerán de su agresor. Por su parte, el juez habrá tenido ya tiempo de dictaminar el alcance de las lesiones y de dictar, de acuerdo a la ley, orden de arresto del agresor si lo cree conveniente. Los informes previos de médicos y forense le habrán sido muy útiles.

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Dos médicos ponen en marcha un protocolo para la atención urgente a las mujeres maltratadas

'Esto que ahora nos parece sencillo, que estamos consiguiendo que funcione casi automáticamente, no hace tanto tiempo que ni se podía imaginar. Cada área, es decir, la médica, la jurídica, la policial y la asistencial, actuaba por su cuenta', resume Rosario Romero.

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