'Con cuatro años empecé a tocar el piano como si fuese un juego'
Antes de llegar a la mayoría de edad ya era un genio. Con 15 años, el director Daniel Baremboim le llamó para tocar en Chicago en sustitución del pianista Maurizio Pollini. En cinco años -este año cumple 20-, se ha labrado una carrera meteórica hasta auparse entre los mejores concertistas del mundo. Este joven marsellés con aire reservado es un 'enamorado' de Mozart, el compositor que mejor le va a sus manos tan pequeñas. Cuando era niño y adolescente, era el único músico del que podía tocar todas las notas. Esta semana actúa como solista invitado con la Orquesta Sinfónica de Euskadi con el Concierto núnero 3 en do menor para piano y orquesta de Beethoven. Hoy toca en Pamplona y mañana, en Vitoria.
Pregunta. ¿Hace falta un padrino para triunfar en la música clásica?
Respuesta. Es cierto que yo tuve suerte de que me llamara Baremboim. Es útil, no puedo negarlo, porque te abre el camino, pero no es necesario. Después hay que demostrarlo.
P. ¿Recuerda cómo sucedió aquel estreno, en un gran auditorio y con una orquesta como la de Chicago?
R. Fue muy extraño, porque me avisaron con tres semanas de antelación y, de repente, me encontré en una de las salas más importantes del mundo. El resultado fue impresionante. De ahí que ahora acuda todos los años a la misma cita.
P. También ha tocado bajo la dirección de Zubin Metha. ¿Cómo fue esa experiencia?
R. Es una persona muy interesante, además de un extraordinario director. Mehta es cálido con los músicos y le gusta dar oportunidades a los jóvenes, como me ocurrió a mí. Hay pocos directores que se preocupen tanto por abrir el camino de la música clásica a los jóvenes.
P. ¿Por qué empezó a tocar el piano?
R. A los cuatro años mis padres querían que tuviera una actividad extraescolar. Me compraron un piano y, lo que empezó como un juego, ahora me ocupa casi toda la vida. [En 2000 ofreció 30 conciertos].
P. ¿Su carrera musical le permite hacer la vida normal de un joven de su edad?
R. El piano es muy absorbente, pero también estudio la carrera de Ciencias.
P. ¿Escucha otra música?
R. Poco. Queen, George Michael,...
P. Sus compositores favoritos son...
R. Muchos. Mozart, Beethoven, Brahms, Schumann... Cada uno me da placeres muy distintos.
P. ¿Y los pianistas?
R. Rubinstein, Horowitz y Schnabel. [De los vivos prefiere no hablar].
P. ¿Algún día se dedicará a componer?
R. Para eso hay que tener la necesidad de escribir. He estudiado armonía y contrapunto, y estoy preparado para la composición, pero aún no tengo esa necesidad.
P. En cambio, sí ha grabado un disco.
R. Prefiero los conciertos, aunque no descarto volver a grabar otra vez. Las grabaciones permiten trabajar más la partitura y recrearse en la obra, pero yo prefiero el contacto con la audiencia. El público da más placer.
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