Temor a un repunte de la inflación
El bocadillo de queso costaba 4,75 florines (358,6 pesetas) en las tiendas de varias ciudades holandesas pero en enero se ha incrementado a 5,07 florines (382,79 pesetas) porque, para presentar con un año de antelación un precio redondo en euros (5,2 euros), los vendedores han optado la subida.
Ésta es, según el CPB, el equivalente holandés del Instituto Nacional de Estadística (INE) español, una de las razones que explica el espectacular repunte de la inflación en los Países Bajos en enero. El IPC internanual aumentó ese mes del 2,9% al 4,2%.
Sólo una pequeña parte de los comerciantes holandeses han, por ahora, redondeado al alza sus precios en euros. Para intentar que el fenómeno no se generalice el Banco central de los Países Bajos ha puesto en marcha un estudio sobre las consecuencias de la introducción de la moneda única sobre la política de precios de las pymes y del comercio.
'Es un riesgo que se aprovechen del cambio de moneda para incidir al alza sobre los precios', reconoce José Alberto González-Ruíz, consejero delegado de la Sociedad Estatal de Transición al Euro. 'En productos de primera necesidad, que la gente compra casi a diario, es difícil que así sea porque el consumidor podrá comparar', añade. 'En productos de consumo menos habitual o con precios casi coincidentes (cines, periódicos, etcétera) la probabilidad es más alta'.
'Nuestras encuestas muestran que el temor a aumentos disimulados de precios con motivo de la transición al euro es una preocupación en auge entre los consumidores', señaló el martes Pedro Solbes, comisario europeo de Asuntos monetarios, en una conferencia organizada por las cámaras de comercio de Francia, Italia y España.
Para tratar de evitarlo, Solbes propuso reactivar el acuerdo de la llamada 'euroetiqueta', un distintivo que las administraciones otorgan a los comerciantes que prometen tener una conducta modélica durante la transición a la moneda única.
Las 'euroetiquetas' han tenido escaso éxito pero el comisario sugiere ahora intentar de nuevo ponerlas de moda añadiendo una claúsula: los comerciantes que coloquen esa pegatina en sus escaparates se comprometerían también a que su traslación a euros no repercuta globalmente sobre sus precios.
Otra preocupación menor, reflejada en un estudio del Banco Nacional de París dada a conocer esta semana, es que en enero, tras las ventas navideñas, se produzca en la zona euro una fuerte contracción de la demanda. En España ese riesgo parece menor porque el periodo de compras se alarga hasta el día de Reyes y éstas ya se abonarán en buena medida en euros.
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