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LA CRÓNICA
Columna
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África en la mirada

En Como gustéis, el gran William Shakespeare escribe la siguiente reflexión: '¡Un viajero! A fe mía que tenéis motivos para estar triste. Me temo que habéis perdido vuestras tierras para ver las de otros. Y haber visto mucho y no poseer nada es como tener los ojos ricos y las manos pobres'. Eran otros tiempos, por supuesto. Ahora que la literatura de viajes se ha puesto de moda, algunos hasta pueden permitirse el lujo de disfrutar viajando y de tener los bolsillos llenos. Javier Reverte (Madrid, 1947) es uno de esos afortunados. Lo comentaba encantado hace unos días en una visita a Barcelona, pero añadía que no le había sido nada fácil llegar a ello. Cuando en 1994 terminó su libro de viajes El sueño de África lo rechazaron nada menos que seis editoriales, las mismas que después lucharon a talonario partido para conseguir los derechos de su siguiente libro, Vagabundo en África. 'El libro de El sueño de África fue una apuesta personal', comenta. 'Las editoriales no veían claro que pudiera venderse. Me decían que era demasiado grueso, que el tema no interesaba, que la literatura de viajes no se llevaba. Sin embargo, cuando por fin lo publicó Mario Muchnik, fue un éxito inmediato. Los lectores le dieron confianza y aún se sigue vendiendo. A mí me encanta, por supuesto, ya que así puedo seguir haciendo dos de las cosas que más me gustan: viajar y escribir'.

La literatura de viajes está en alza, y Javier Reverte aprovecha la racha. Lleva dos libros publicados sobre África y está preparando otro

Cuando habla de África, los ojos de Javier Reverte desprenden una luz especial. Está fascinado por este continente y se nota. La prueba es que, tras El sueño de África y Vagabundo en África, pronto saldrá un tercer libro en el que explicará sus viajes por Egipto, Sudán y Etiopía. 'África me encanta', dice. 'Cuando estás en el cráter del Ngorongoro, en Tanzania, o cuando navegas por el río Congo, te das cuenta de que estás en el corazón del mundo, en un lugar intocado en el que hay como una especie de fuerza primigenia. La gente, por otra parte, es maravillosa, muy hospitalaria. Yo viajo solo, pero nunca me siento solo en África'.

Mientras habla, junto a la playa de la Barceloneta, a Javier Reverte se le va la mirada mar adentro. Contempla los veleros que se deslizan sobre el agua y concluye que no hay nada como el Mediterráneo. 'Cuando vas a Grecia sientes la fuerza de este mar en el que ha nacido la cultura occidental', dice. 'En Corazón de Ulises quise seguir en parte la ruta de la Odisea, que es mi libro preferido. Creo que es un libro que marca, que incita al viaje. Para los griegos había unos lugares especiales, mágicos, a los que llamaban temenos, en los que podía sentirse la comunidad entre los dioses y la Tierra. Allí edificaban un templo. Pues yo tengo unos temenos laicos, literarios. Hay lugares, como Ítaca, donde han pasado cosas históricas, y cuando voy allí siento su fuerza y los disfruto de un modo especial'.

A Reverte, el éxito le ha llegado a los 50 años, lo que parece haberle vacunado contra la vanidad. 'Yo siempre he trabajado como periodista y he viajado mucho', dice. 'Publicaba novelas, pero no tenían ningún éxito. Ahora, sin embargo, gracias a mis libros de viajes, se están reeditando las viejas novelas y se venden bien. Es fabuloso, pero tampoco me lo creo demasiado. Ahora los editores están dispuestos a publicarme cualquier cosa que tenga en los cajones, pero lo único que yo quiero seguir haciendo es ser honesto en mis libros: escribir sobre lo que me gusta y hacerlo todo lo bien que sé. El resto son circunstancias'.

Si de algo se felicita Reverte es de que, gracias a ese éxito, puede planear sus viajes soñados sin cortapisas. Habla de proyectos futuros, de Europa, de Asia, de América, de la vuelta al mundo. Se entusiasma con sólo hablar de viajes y comenta: 'Es que el viaje literario lo disfrutas por triplicado. Cuando lo preparas y te documentas, cuando lo haces y, al regreso, cuando lo escribes. En este sentido me considero un afortunado'.

'¿Mis libros de viajes preferidos?', reflexiona. 'Pues me gustan mucho la Odisea, los de Marco Polo y Alí Bey. De los modernos, me quedo con El coloso de Marusi, de Henry Miller; Sobre el volcán, de Manu Leguineche; Vías de escape, de Graham Greene, y Paseos etruscos, de D. H. Lawrence. En general, me gustan los libros de novelistas que hacen un viaje y lo cuentan. No me gustan en cambio los libros de viajeros especializados. Para entendernos, no me gustan ni Bruce Chatwin ni Paul Theroux'.

'No sé si, con El sueño de África, contribuí a poner de moda el libro de viajes en España', dice. 'Si es así, estoy encantado. Lo cierto es que antes era difícil publicar un libro de viajes, mientras que ahora muchas editoriales ya tienen colecciones especializadas. Por otra parte es normal, ya que los españoles viajan cada vez más. Antes, sin embargo, también había buenos libros de viajes, como los de mi amigo Manu Leguineche, que lleva viajando y escribiendo toda su vida'.

Mirando el mar de nuevo, comenta Reverte que Manu Leguineche es como un hermano para él. 'Coincidimos en verano en Garrucha, un pueblo de Almería, y tenemos una barca a medias con la que hacemos excursiones por mar', dice. 'Es una delicia'. Cuando le pregunto el nombre de la barca, sonríe y dice: 'Vagabundo, por Vagabundo en África, claro'. Y, a continuación, siempre con la mirada en el Mediterráneo, pasa a hablar de las pateras. 'Es algo terrible', afirma. 'Por un lado tienes a esa gente que parte desesperada en busca del paraíso, y por el otro está esa falta de generosidad de Europa. Si hiciera un libro sobre las pateras lo haría empezando en África y haciendo un viaje en patera hasta Europa. Sería la manera de reflejar lo que supone este viaje desesperado'. Calla por un momento, con la mirada cargada de nostalgia africana, y suspira: 'Hay tantos viajes por hacer, tantos libros por escribir...'.

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