Un escape de ácido en Villaviciosa obliga a desalojar diez industrias
Diez naves del polígono industrial de Pinares de los Llanos, en Villaviciosa de Odón, tuvieron que ser desalojadas ayer por los bomberos de la Comunidad como consecuencia de un escape de ácido clorhídrico ocurrido en la empresa La Noal, especializada en el lacado de aluminio. El vertido se produjo cuando los operarios de esta industria procedían a trasvasar un tanque cargado con unos 1.100 litros de ácido.
El contenedor cayó al suelo, según fuentes de la Dirección General de Protección Ciudadana, desde una altura de 40 centímetros, lo que produjo su rotura y que se generasen gases tóxicos al expandirse el líquido por las instalaciones. Los gases obligaron a desalojar todas las industrias situadas a menos de 500 metros.
Según Protección Ciudadana, el propietario de La Noal llamó inmediatamente a los servicios de emergencia del 112. Los bomberos, que cuentan con un parque a menos de un kilómetro del lugar del accidente, comenzaron a actuar apenas seis minutos después de que se produjera el escape. La rapidez de la intervención impidió que el líquido corrosivo alcanzase la red de alcantarillado de Villaviciosa. Se desplazaron hasta la zona cinco dotaciones de bomberos de la Comunidad, incluida una especializada en escapes químicos, varias ambulancias y coches de la Guardia Civil y la Policía Local.
El consejero de Medio Ambiente, Pedro Calvo Poch; el director general de Protección Ciudadana, José Eduardo San Román, y el director general de Calidad y Evaluación Ambiental, Ignacio López-Galiacho, acudieron también a Villaviciosa para coordinar las operaciones.
El ácido clorhídrico o salfumán es un líquido incoloro, de olor irritante y muy corrosivo. Se emplea principalmente en el decapado de metales y en la fabricación de tintes y productos farmacéuticos. Se comercializa en cisternas de poliéster reforzado con fibra de vidrio o de acero recubierto con ebonita, debido a su fuerte corrosión.Desde la Comunidad de Madrid se explicó ayer que 'el ácido clorhídrico no cayó en la arqueta interior de la industria, sino que se vertió hacia el exterior, lo que obligó a los bomberos a levantar diques de contención'. 'La principal preocupación era que el salfumán pudiera llegar a la red pública y, en consecuencia, al río Guadarrama. Por eso, todos los esfuerzos de los bomberos se centraron en evitarlo', añadieron fuentes de la Dirección General de Protección Ciudadana.
Los diques de contención lograron detener el fluir del corrosivo líquido por las instalaciones unos siete minutos después del accidente.
Pedro Calvo Poch, consejero de Medio Ambiente, aseguró desde el lugar de los hechos que no había ningún motivo para la intranquilidad, a pesar de que los bomberos de la Comunidad tuvieron que actuar en un primer momento con bombonas de oxígeno para poder respirar.
Los servicios de emergencia regionales emplearon unas cuatro horas (entre las 13.00 y las 17.00) en controlar el escape, pero las labores de recogida del ácido se alargaron durante toda la noche.
La Comunidad activó inmediatamente después del derrame el denominado Plan Territorial de Protección Civil (Platercam) en su nivel cero (el más bajo de los cuatro niveles de este plan de emergencias y que sólo incluye medidas preventivas y de control).
Sin nube tóxica
'Si bien se produjeron gases tóxicos tras el derrame, no se puede hablar de nube tóxica, ya que los gases se disiparon pronto', explicaron desde la Dirección General de Protección Ciudadana. 'No obstante, se desalojaron todas las industrias situadas a una distancia inferior a los 500 metros en dirección hacia donde soplaba el viento', agregaron desde el Gobierno regional. Un testigo de los hechos relató en la tarde de ayer que, una hora después del accidente, a menos de 50 metros no se notaban los efectos irritantes del ácido. 'Al principio hubo algo de nerviosismo entre los trabajadores del polígono, pero pronto se vio que el gas se había disipado muy rápidamente', explicó. 'La coordinación entre los servicios de emergencia fue buena', opinó este testigo.
Los bomberos atacaron el vertido de ácido clorhídrico en un primer momento con cal para neutralizar su fuerte corrosión. Posteriormente vertieron sepiolita, un material muy absorbente, con el fin de poder recogerlo y transportarlo más fácilmente a vertederos de seguridad o a una empresa especializada en la gestión de residuos peligrosos.
La empresa que sufrió el accidente deberá sufragar esta operación, según informó ayer el consejero de Medio Ambiente. Un portavoz del Ayuntamiento de Villaviciosa de Odón aseguró anoche que la tranquilidad era 'completa' en el municipio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.