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Chicas de aspecto aniñado se cuelan en el interior de los coches en busca de clientes

55.000 vehículos atraviesan diariamente la Casa de Campo por la zona de prostitución

Las prostitutas ejercen las 24 horas del día en la Casa de Campo. En ropa interior de colores chillones y con botas de plataforma, se dejan ver desde las inmediaciones de Batán y se adentran hacia el interior del parque. Las africanas se sitúan en el límite del barrio de Batán con la Casa de Campo. 'Puedes encontrar gente manteniendo relaciones sexuales hasta en los portales y en los cajeros automáticos', denuncia Paco, un miembro de la asociación de vecinos. La fila de chicas que ofrecen sus servicios llega al Parque de Atracciones, por donde cada día pasan cientos de niños.

Los conductores aminoran la marcha cuando se adentran en la zona para poder así examinar la oferta. En un solo día pasan 55.000 vehículos por la Casa de Campo, según datos de Ecologistas en Acción. Las prostitutas se contonean, enseñan el trasero y se abren de piernas al paso de los vehículos. Algunas esperan en grupos de tres o cuatro, otras caminan solas. Los coches paran y negocian el precio. La prostituta se sube y el conductor se adentra por el bosque. La llegada de mujeres a la Casa de Campo que han sido desalojadas de otras zonas de Madrid ha provocado un descenso en las tarifas. Una felación cuesta 1.000 pesetas, y un servicio completo, 5.000.

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Más adelante, en el Zoo, esperan los homosexuales. Allí la actividad sexual no se desarrolla en los coches, sino al aire libre, entre la maleza. Al llegar al lago, el panorama cambia. Muchachas procedentes de países del Este, de aspecto aniñado, se colocan cerca de los bares y bajo la luz de las farolas. Al paso de los coches, sacan la lengua e intentan abrir las puertas para captar clientes.

Las prostitutas que los vecinos creen que no han alcanzado la mayoría de edad sufren su explotación cerca del Parque de Atracciones y en la zona del lago. 'El otro día estaba haciendo deporte y me abordó una niña que no debía de tener más de 12 o 13 años', cuenta Eduardo, que lleva 30 años en Batán.

Los vecinos se quejan de que han convertido el autobús E1 -línea gratuita que cubre el trayecto de Príncipe Pío a Batán hasta que vuelva a funcionar por completo la línea 10 del metro- en un basurero. Las prostitutas, según los vecinos, al no tener que pagar billete, se reúnen, comen, tiran la basura y hasta hacen sus necesidades en los autobuses. 'El otro día mi hijo se sentó encima de una compresa', cuenta Rosa, otra vecina afectada. Esta línea es la que utilizan las africanas, que se defienden de las acusaciones. 'Nosotras no tiramos papeles al suelo, eso lo hacen las blancas. Nos metemos aquí para no tener frío y poder charlar con las amigas', cuenta Becky, una nigeriana que afirma tener 25 años. Precisamente, el viernes la policía informó sobre la desarticulación de una red que introdujo en España a 150 mujeres, la mayoría nigerianas, para prostituirlas.

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Becky está sentada al fondo del autobús con 14 compañeras con las que comparte su cena: un paquete de galletas. 'No podemos irnos a casa, porque hay otros durmiendo en nuestras camas', explican. Francisco Romero, conductor de la línea E1, afirma que nunca ha tenido problemas con ellas. 'Alguna te hace una gracia, te coge del carrillo, pero son bastante educadas'.

Los responsables municipales llevan años estudiando qué hacer con la prostitución de esta zona. El alcalde pensó en trasladarlas al Cerro de Garabitas y llevar hasta allí ambulancias y aseos. Más tarde, María Tardón anunció que la Policía Municipal denunciaría a las mujeres por exhibición impúdica, pero el fiscal jefe de la Audiencia, Mariano Fernández Bermejo, replicó que esa medida era ilegal, porque las chicas estaban ejerciendo 'con el uniforme propio de su profesión'.

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