Seguridad vial ¡ya!

Me sentiría agradecido porque estas líneas vieran la luz sobre una problemática que ha vuelto a golpear trágicamente, pero que sólo trasciende cuando se trata de deportistas con contrato profesional.

Se trata de la seguridad vial del ciclista. En nuestras carreteras, una bicicleta sigue siendo aún un parásito, un estorbo, un vehículo que como no reporta ingresos suculentos en forma de combustible y otros menesteres, carece de relevancia que muerdan el polvo una y otra vez, siendo reacios los poderes públicos a comprometerse de verdad con el problema, pero también los conductores por su actitud temeraria y, en particular, los transportistas con prisa, que aunque digan que los ciclistas vayan en grupos y hagan cosas peligrosas, no se puede circulan rozando porque no quiera desacelerar unos kilómetros por hora y esperar al que viene en sentido contrario para que pase. Pero como lo que importa no es el nombre de la vía, ni lo factible que sea un desplazamiento por tal o cual tramo, como si fuera un viaje turístico, como argumentan, sino entrenar con garantías de que el próximo vehículo que se te cruce va a mantener la separación de metro y medio, que el conductor sepa que puede haber gente en bicicleta, como pueda haber animales domésticos, que parecen estos más recordados que el propio ciclista. El tema de las travesías y sus rondas de circunvalación, cuando son apropiadas unas y otras para la seguridad, la limpieza de los arcenes, que muchas veces parecen escombreras impracticables, variantes antiguas que podrían ser la alternativa a peligrosos túneles de estar en condiciones.-