Lafuente evita la goleada del Mallorca
Monólogo del conjunto balear ante un Athletic que no tuvo más argumento que el de su portero
Hay partidos que no se explican por el marcador. Un único gol de diferencia induce a pensar en un partido alterno, disputado y resuelto afortunadamente. Nada de lo que ocurrió ayer en Son Moix, donde se vivió un monólogo del Mallorca durante 80 minutos y un tartamudeo final del Athletic que incluso pudo empatar el partido cuando apeló al corazón a falta de argumentos.
Entre medias se disfrutó del fútbol inteligente de Finidi, inscrustado en el círculo central y jugando con un imán que le entregaba todos los balones que enviaba su equipo o que devolvía la débil defensa del Athletic. En una de esas acciones se fraguó el gol, que nació en un despeje con el pie de Leo Franco, un cabezazo inteligente en el medio campo del jugador nigeriano y resuelto por Carlos con su velocidad característica. Y hubo más. Hubo un recital de Soler por el costado izquierdo, contradiciendo las leyes de la jubilación del futbolista a los treinta y pocos años. Y hubo un portero, vestido de negro, como los de antes, que en apenas cinco minutos vivió todo el esplendor que la grada de San Mamés le niega. Primero respondió con frialdad a un zurdazo al poste de Soler y tuvo arrestos para aguantar el posterior remate de Novo y desviarlo de su portería. Y después fue capaz de repeler un remate de Carlos y, a renglón seguido, otro a bocajarro de Novo.
Todo en unos minutos de gloria repartida entre el Mallorca, que jugaba con verticalidad y sutileza, y el portero vizcaíno, que mantenía las constantes vitales de un equipo romo y espeso.
Dos futbolistas característicos del Athletic manifestaron su baja forma en dos acciones puntuales. Etxeberria y Guerrero malgastaron dos mano a mano con Leo Franco que en otros tiempos habrían sido gol, sin duda.
Fueron las dos únicas acciones positivas de un Athletic que ayer se quedó a mitad de camino entre las malas tardes (caso de Barcelona) y las buenas (cuando ganó al Madrid). Se quedó en tierra de nadie, ni fú ni fá, para disfrute del Mallorca que sólo se apuró cuando le fallaron las fuerzas y se encerró en su área a aguantar un resultado que debió ser más cómodo.
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