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Jaque a las telecomunicaciones

Las deudas de las operadoras se imponen al mensaje tranquilizador de Greenspan

La Bolsa española ha cerrado esta semana con pérdidas bastante discretas para una situación que ha ido empeorando de día en día. El Ibex 35 ha bajado el 1,48%, y el índice general de Madrid, el 1,63%, dos datos muy ajustados para unos mercados que han recibido la confirmación oficial del fuerte enfriamiento económico que padece Estados Unidos y que han sufrido, además, un severo descalabro entre las empresas europeas de telecomunicaciones.

La comparecencia de Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, ante el Comité de Finanzas del Senado, sirvió para que se rebajara oficialmente la previsión de crecimiento para este año en Estados Unidos hasta el 2% o el 2,5%. Greenspan trató de convencer a todo el mundo de que lo peor ya había pasado, aunque afirmó que todavía predominan los riesgos.

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Los mercados reaccionaron positivamente ante un discurso que quería ser tranquilizador, porque en el reconocimiento de la existencia de graves problemas de fondo está la posibilidad de que se produzcan nuevos descensos de los tipos de interés, que es la única baza con que cuentan las bolsas para atraer a los inversores.

La batería de datos económicos publicados el viernes vino a confirmar la cuantía de algunos de los problemas a que aludía Greenspan, ya que los precios industriales crecieron el 1,1% en enero, la utilización de la capacidad industrial descendió y los consumidores mostraron un notable incremento de su desconfianza ante la coyuntura económica, ya con datos de febrero.

Si la situación en Estados Unidos responde a las peores expectativas, en Europa fue el sector de las telecomunicaciones el que puso en jaque a los mercados.

En la jornada del miércoles se produjo una caída generalizada de estas sociedades, arrastradas por el mal resultado de la colocación de Orange, la filial de telefonía móvil de France Télécom.

El precio de venta de Orange tuvo que ser rebajado para que los inversores acudieran a la operación de salida a Bolsa, pero ni siquiera eso evitó que los 9,50 euros que pagaron los inversores particulares fueran una referencia estable. El miércoles los títulos de Orange caían hasta 8,81 euros, el 6,28%, y al día siguiente la agencia Moody's rebajaba la calificación de la deuda de Orange y de France Télécom. Como quiera que la situación del conjunto del sector es la misma desde que se cerró el concurso de telefonía UMTS en Alemania, todas las operadoras europeas sufrieron importantes recortes al advertir los analistas a los inversores de los elevados riesgos que comporta el sector.

Los históricos resultados de la banca española y de Repsol no han conseguido animar a los inversores españoles, que han preferido aprovechar su publicación para recoger beneficios y mantenerse a la espera de acontecimientos, ya que, como afirmó Alan Greenspan, en el segundo semestre las cosas irán mejor, seguramente.

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