El test de la 'vaca curda'

Las autoridades sanitarias soltaron un largo suspiro de alivio la semana pasada en plena sierra. Una llamada procedente de la pedanía de Manjirón (410 habitantes) obligó a poner en estado de alerta a sus servicios sanitarios. Un ganadero aseguraba que uno de sus animales presentaba síntomas semejantes a los de las vacas que sufren encefalopatía espongiforme (mal de las vacas locas). El animal balanceaba su cabeza y tenía dificultades para mantenerse en pie.

Un equipo veterinario se trasladó al pueblo. Cuando se preparaba para lo peor, los técnicos descubrieron que el animal se había bebido una garrafa de aguardiente de 12 litros que el ganadero había dejado abandonada en la nave.

'La vaca era muy vieja y su estado era bastante malo, lo que se denomina estado caquéctico', explicaron desde la Dirección General de Agricultura. 'Por ello se la eutanasió [mató]. Se le realizó además el test priónico, que resultó negativo'.

Sagrario Alonso, alcaldesa del PP de Puentes Viejas y Manjirón, da otra versión. 'Me han contado que la vaca se metió en el almacén de un restaurante, rompió una bombona de alcohol y se la bebió'. Otros vecinos, en cambio, reconocen que 'antiguamente, cuando un animal tenía frío, los ganaderos le daban vino'. 'Quizás esta vez a alguien se le fue la mano y se puso nervioso, porque ya no sabía si la vaca estaba borracha o loca. Lo que es cierto es que se juntaron dos o tres veterinarios, pero dijeron que la tenían que cortar la cabeza para saber si estaba loca, y como en el pueblo nadie se atrevía, se la llevaron en un camión. De lo que la pasó después, ya no sabemos nada', concluye.