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Columna
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'Cositas'

Dueto dos. Arias Cañete está metido en un zarzal del que es difícil que no salga con el cuerpo como un cristo. Le sacan los colores porque desafina más que un trompetista de feria. Nadie le niega la buena voluntad, sacar pecho, afrontar las situaciones más complicadas y mantener la perenne imagen de un empresario metido a político. Y encima, le piden dar la vuelta al ruedo, con orejas y rabo de los toros de lidia.

Cañete no está en el proscenio porque su jefe natural, José María Aznar, lo necesita para que las 'cositas' no le salpiquen. Más que comerse un buen pepito de ternera, Arias Cañete se traga los marrones del piloto Aznar que ya amenazó con 'bajar a la tierra' y tocar a rebato.

Celia Villalobos, al fin, rompió aguas. Le impusieron, se impuso, silencio mediático, la soprano Villalobos; mientras estuvo calladita, con cinturon de continencia verbal, nos lo ha hecho pasar mal. Sin la ministra de Sanidad en las televisiones ad hoc este país no es el mismo. Para quienes por estas tierras del Sur la conocemos, no hay mayor desgracia que esté en silencio. Debe soltarse el pelo, aclarar la garganta, llenarse de razones y salir al escenario para contento y placer de los contertulios. Desconozco si Celia Villalobos es capaz de tatarear La Traviata, pero que nadie, ni tan siquiera su jefe Aznar, la obligue a entonar el Requiem de Verdi. Sería un desastre para quienes gozamos de su fresca espontaneidad.

Sorprenden otros silencios. Por ejemplo, los de Teófila Martínez, soprano en decadencia, y los de su compañero de escena, Antonio Sanz. Algo se cuece en el PP de Andalucía. Quien no se muerde la lengua es Jesús Gil. Roto y deshecho su partido, cercado por la justicia y el cuerpo preparado para la cárcel, según sus palabras, ha deseado la muerte, se supone política, del presidente Chaves. Demasiado.

Pero nos queda, por estos pagos, la gran noticia: el Parque Tecnológico de Andalucía (PTA), ha sido puesto como 'uno de los emblemas del éxito en el sur de Europa'. ¡Qué poco valoramos lo que tenemos en nuestra tierra! Prometo escribir del PTA. Es una de nuestras esperanzas.

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