Dos asociaciones repatrian a un menor marroquí fallecido en Cádiz
Mohamed Dahiri, un profesor marroquí de la Universidad de Córdoba, que pertenece a la directiva del foro Las dos orillas, acaba de regresar de Tánger (Marruecos) después de cumplir una estremecedora misión: acompañar el cadáver de un inmigrante fallecido en España. Es el primero que repatria el foro, constituido en noviembre en Tánger para investigar las desapariciones en el Estrecho de Gibraltar y reforzar lazos culturales con España, en colaboración con la asociación Addiffatayn, fundada por Dahiri en Córdoba.
La patera en la que había viajado Mohamed Said Ahattach, de 17 años, culminó la travesía con éxito el pasado 3 de diciembre. Dos días después, el menor murió atropellado mientras hacía autoestop en la N-340, a la altura de San Roque (Cádiz). No llevaba papeles ni documentos que le identificasen -una de las recomendaciones de los mafiosos que los inmigrantes siguen a pies juntillas para intentar burlar las repatriaciones-, pero los empleados de la funeraria hallaron en uno de sus bolsillos un papel con un número de teléfono de Barcelona. Gracias a esa pista, las organizaciones lograron contactar con la familia del joven, que residía en uno de los barrios más pobres de Tánger.
Identificación
Hecha la identificación, los integrantes del foro Las dos orillas se encargaron de tramitar, a ambos lados del Estrecho, los papeles necesarios para repatriar el cadáver, que partió el pasado 1 de febrero. Las aportaciones de ONG y particulares ayudaron al foro y a la asociación Addiffatayn a reunir las 620.000 pesetas necesarias para costear la repatriación. Ha sido el primero de los centenares de inmigrantes que perecen sin identificación mientras intentan llegar a España que ambas organizaciones logran devolver a Marruecos. Lograr la recuperación de cadáveres para entregarlos a sus familias es uno de los objetivos de Las dos orillas, que constituyeron en Tánger medio centenar de personas hace dos meses.
Para Mohamed Dahiri, que pertenece a la directiva del foro, el último naufragio 'desmiente el tópico del efecto llamada que utilizó el Ministerio del Interior para justificar la reforma de la Ley 4/2000'. El escalofriante censo de muertes en el Estrecho, imposible de precisar con rigor, seguirá, en opinión de Dahiri, mientras persistan las causas que empujan a los inmigrantes a abandonar sus países de origen para mejorar su situación. 'Y están en su derecho de buscar una vida digna. Si no se les permite venir con un visado, buscarán vías más arriesgadas, pero las mafias son una consecuencia y no la causa de la emigración', añade.
La política de inmigración del Gobierno español, a su juicio, no analiza las 'causas' para ofrecer salidas 'serias'. Y vaticina: 'Vamos a recoger más cadáveres de los que hemos recogido desde el 2 de noviembre de 1989, cuando se localizó el primero'.
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