Respuesta del colectivo de farmacéuticos
En relación a la información aparecida en este diario el 29 de enero, relativa a la lectura de un manifiesto llevada a cabo por un grupo de farmacéuticos establecidos, los firmantes del presente escrito quieren ofrecer una diferente pero sincera versión de lo acontecido.
Se quiere, en primer lugar, dejar constancia que el sentido del acto del manifiesto protagonizado por el Colegio de Farmacéuticos no es compartido por todos los farmacéuticos, ni siquiera por todo el colectivo colegial, ya que como a continuación se expone sólo responde a la defensa a ultranza que hace una clase de farmacéuticos, defensores de unos privilegios impropios de la época de libertades en la que vivimos. Estos privilegios de orden económico para unos cuantos, como es conocido de todos, están en razón inversa a la libertad para el ejercicio profesional de los demás facultativos.
Es esta insolidaria postura la que sencilla y llanamente ha promovido el acto, que repetimos, no compartimos por haberse omitido la propuesta solidaria de ampliación del servicio farmacéutico sin restricción alguna para la sociedad andaluza.
Por ello y para que los lectores de EL PAÍS conozcan la verdadera situación de la farmacia en nuestra comunidad, se quieren exponer las siguientes consideraciones:
1. Son posibles para la eficaz ampliación del servicio farmacéutico (facultativo y material) alrededor de unas 3.000 nuevas farmacias en Andalucía.
2. Se estiman en unos 7.000 los nuevos puestos de trabajo directos a los que se daría lugar con esta ampliación, para la que bastan las simples autorizaciones administrativas (no es necesario ninguna clase de incentivación).
3. Esta propuesta fue obstaculizada y, en el mismo acto del referido 'manifiesto', fueron molestados y atemorizados los portadores de las pancartas y octavillas alusivas a tan loable iniciativa.
4. Es cuanto menos ridículo que se presenten como apoyo de 'sus modelos de farmacia' sólo 70.000 firmas en Andalucía, pues por simple cálculo correspondería 20 adhesiones por farmacia establecida y ello sin haberse siquiera insinuado en la recogida el para ellos temido concepto de la ampliación de servicio farmacéutico al ciudadano.
5. Causa verdadera estupefacción ese manejo dialéctico de dar un figurado sentido a todo un manifiesto, pues cualquier ciudadano se pregunta cómo es que si es tan bueno el actual modelo de farmacia, por qué no se amplía hasta los límites de sus posibilidades reales y, por el contrario, se restringe en contra de los principios constitucionales de derecho al trabajo, igualdad, solidaridad y libertad.-
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