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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

El Gobierno exige a los inmigrantes que dejen el encierro para aplicar el acuerdo

Los extranjeros empiezan a comer, pero continúan la protesta en las iglesias de Barcelona

Miquel Noguer

El abandono del encierro es ahora el principal punto de fricción entre los inmigrantes y la Delegación del Gobierno en Cataluña. Mientras los portavoces de los encerrados en las iglesias aseguran que 'el acuerdo no exige abandonar las iglesias', el Gobierno mantiene que hasta que no acabe la protesta no continuarán las negociaciones para desarrollar el acuerdo. 'Existe un pacto que ya se ha firmado y no es lógico que habiendo un acuerdo se mantenga la protesta', declaró ayer un portavoz de la Delegación del Gobierno.

Sin embargo, los inmigrantes no tienen ninguna intención de abandonar las iglesias, puesto que saben que el encierro es su principal baza para conseguir que se cumpla el acuerdo. Además, según el párroco de la iglesia del Pi, Josep Maria Vidal, 'muchos de los encerrados no tienen a dónde ir'. Los inmigrantes y las organizaciones que les apoyan esperan que la manifestación prevista para el mediodía de hoy en la plaza de Cataluña sea una muestra del apoyo ciudadano que ya se ha expresado en los últimos días.

A pesar de la decisión de dejar la huelga de hambre, aprobada en asamblea a última hora del viernes, un grupo de los encerrados en la iglesia del Pi, cuyo número se desconoce, ha decidido continuar sin comer. Los portavoces de la plataforma Papeles para Todos se desvincularon de esta decisión por considerar que los que continúan en huelga de hambre lo hacen 'a título personal'.

La revisión 'amplia y generosa' de los 34.000 expedientes rechazados inicialmente a que se ha comprometido el Gobierno consistirá en aprovechar todos los supuestos de excepcionalidad incluidos en el artículo 34 de la Ley de Extranjería, que permite otorgar permisos de residencia temporales por razones humanitarias. En este capítulo se podrían incluir aquellas personas procedentes de países en conflicto o que recientemente han sufrido catástrofes naturales, como India o Pakistán. Muchos de los encerrados en las iglesias de la ciudad proceden, precisamente, de estos dos países y también de Sierra Leona, donde continúa una guerra civil que dura ya diez años.

Mientras se resuelven los últimos puntos de la negociación, los encerrados iniciaron ayer el proceso para regresar a la normalidad alimentaria, que debe ser paulatino. Los médicos de Cruz Roja les informaron de que tendrán que seguir un estricto control dietético durante los próximos 15 días. 'Comenzar a comer de forma desordenada podría tener consecuencias incluso peores que la propia huelga de hambre', advertían. Ayer, por ejemplo, sólo ingirieron zumo de naranja natural, aunque los que estaban más debilitados solamente pudieron beber agua manchada con zumo.

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Ayunos en Murcia

Acababa la huelga de hambre en Barcelona pero comenzaban ayunos en Murcia y Sevilla. En la catedral de Murcia una veintena de miembros de colectivos no gubenamentales permanecen desde la tarde del viernes encerrados y en ayuno voluntario de 48 horas, al igual que otros 120 inmigrantes en la parroquia de San Vicente de Molina de Segura y en Los Alcázares. 'No descartamos en cualquier momento iniciar medidas similares o más drásticas como una huelga de hambre indefinida', indicó ayer el portavoz del encierro de Santiago el Mayor (Murcia), Gabriel Toala, informa Antonio Aguilar. Los concentrados en Los Alcázares tenían convocada para ayer una 'crucifixión simbólica' pero renunciaron a instancias del párroco y vecinos del municipio, que acogieron la idea con 'cierto horror'. Toala señala que el acuerdo alcanzado en Barcelona les anima a seguir con los encierros, a los que en los próximos días podrían sumarse otros en los municipios de Lorca y Mazarrón.

Otro centenar de personas inició ayer un encierro y ayuno voluntario de 24 horas en las sedes de la Asociación Pro Derechos Humanos de Sevilla y Cádiz para demandar la derogación de la nueva Ley de Extranjería y en solidaridad con los inmigrantes encerrados en distintos puntos de España.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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