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Entrevista:GLORIA MACAPAGAL ARROYO | PRESIDENTA DE FILIPINAS

'Si hundiera la economía merecería ser expulsada de la presidencia'

La cita es en el Palacio de Malacañang de Manila, el mismo que ocuparon presidentas y presidentes de Filipinas y, antes, los gobernadores españoles en las islas. A la izquierda de un gran salón revestido de maderas, repleto de retratos de los prohombres, y de cuyos techos cuelgan dos lámparas de cristal de Bohemia adquiridas en la antigua Checoslovaquia en la etapa de Imelda Marcos, en una pequeña estancia inundada de libros viejos, algunos en castellano, Gloria Macapagal Arroyo recibe a EL PAÍS junto al Financial Times y The Wall Street Journal, además de otros tres medios asiáticos. Se trata de una entrevista conjunta de una hora de duración. Macapagal Arroyo, de 53 años, se hace acompañar de los ministros de Economía, Alberto Rómulo, y de Justicia, Hernando Pérez, y de una pléyade de asistentes, asesores y expertos en las más diversas materias. No quiere pasar aprietos en su primer encuentro con la prensa extranjera desde que asumiera el pasado 20 de enero la presidencia de Filipinas.

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Macapagal Arroyo, sentada delante de un busto de bronce del poeta José Rizal, el héroe de la independencia filipina, dijo sentirse la presidenta legítima y rechazó el discurso de Joseph Estrada de que él sigue siendo el primer mandatario del país. 'Debo recordar que fue la Corte Suprema la que declaró vacante la presidencia y que he asumido este cargo siguiendo los procedimientos de la ley'. 'Debemos superar este tipo de enfrentamientos y concentrarnos en la solución de los verdaderos problemas del país, como la pobreza', añadió. Arroyo sostiene que la investigación sobre la supuesta corrupción de Estrada 'seguirá hasta el final' y negó cualquier cambalache político futuro 'para eludir la acción de la justicia'.

La presidenta no cree que estas polémicas sobre la legitimidad de su mandato afecten a las inversiones extranjeras, pues éstas tendrán más en cuenta las acciones concretas de su Gobierno en materia económica que los cruces de palabras. En este punto, declaró que una de sus prioridades es la de meter a Filipinas en los movimientos internacionales de capital y se mostró partidaria de la reestructuración (liberación) del sector eléctrico, pero desea llevarlo a cabo sin prisas, 'escuchando a la sociedad civil y a los expertos'.

Macapagal Arroyo trata de encarar el futuro desarrollo económico de Filipinas al sector servicios y a la creación de una industria en nuevas tecnologías e informática. Considera que el turismo puede ser otra herramienta clave en el futuro. 'Aquí España nos puede ayudar mucho con su experiencia', asegura.

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Arroyo calificó de 'democrático' el movimiento popular llamado People Power II, que le condujo a Malacañang el 20 de enero. 'Es una contribución filipina' al mundo y un 'modelo de transición pacífica'. 'Si hundiera la economía, como lo ha hecho Estrada, merecería ser expulsada de la presidencia'. 'Todos los presidentes deben aprender de lo ocurrido y no olvidar que también ellos pueden ser destituidos por el pueblo'. Negó cualquier comparación posible del proceso de destitución de Bill Clinton (con quien compartió estudios de Derecho en la Universidad de Georgetown en Washington) y el de Estrada. 'El de Clinton fue por infidelidad; si el de Estrada hubiera sido sólo por la misma causa, el pueblo filipino le habría perdonado tal vez, pero aquí había más; aquí había una gigantesca corrupción'.

Macapagal Arroyo se mostró desafiante con 'los enemigos' de su Gobierno. 'Sabemos quiénes son y ya les hemos transmitido el mensaje: si tratan de desestabilizarnos, les aplastaremos', dijo levantando el dedo. Preguntada por su identidad, replicó: 'Nosotros lo sabemos, ellos lo saben, pero no es necesario que lo sepan ustedes también'. Más adelante, la presidenta dijo sobre las Fuerzas Armadas: 'Están más unidas que nunca y satisfechas de lo que hicieron en defensa de la Constitución y la voluntad del pueblo'.

Arroyo afirma que su objetivo es reducir el nivel de miseria en Filipinas para 2010, que es cuando podría concluir su mandato, si vence antes en las elecciones de 2004. 'He dicho que deseamos reducir la pobreza a unos... niveles tolerables. Esta Administración debe sentar las bases para lograr este objetivo en una década'. Aunque el Gobierno de Estrada proclamó en 1998 su intención de reducir el nivel de pobreza del 34% al 25% en seis años, Arroyo evita la guerra de cifras: 'Estamos revisando los datos disponibles, pero debemos comprender que es un problema estructural cuya solución es a largo plazo y que pasa por la revitalización de la economía y por controlar un presupuesto en déficit'.

El Banco Mundial le ha pedido que luche contra la corrupción. Arroyo sostiene que ésta es otra prioridad de su Gobierno, porque la corrupción frena el crecimiento económico. 'Acabamos de recibir un detallado informe de la comunidad financiera y empresarial de Filipinas en el que se indican algunos de los problemas con los que se han tenido que enfrentar en el pasado. Trataremos de poner en práctica muchos de sus buenos consejos. Es necesario que todos los contratos y acciones de Gobierno se lleven a cabo con la máxima transparencia'. 'El secreto para suprimir esta lacra es aplicar sin miedo la ley'.

Otra de las recomendaciones del Banco Mundial es potenciar el control de natalidad en un país como Filipinas, con la mayor tasa de crecimiento de Asia, por encima del 2%. Aquí, Macapagal Arroyo, una ferviente católica, es inflexible. 'Defendemos la paternidad responsable. Aunque el crecimiento de la población es sin duda uno de los factores que explican la pobreza, ésta no es su principal causa. No creo que deba haber una partida presupuestaria específica para la anticoncepción ni emprender una campaña para promover el uso del preservativo. No creo que la solución sea decir a la gente lo que tiene que hacer'.

La presidenta se tensa al ser preguntada si en este delicado asunto del condón era prisionera de la poderosa y conservadora Iglesia católica o del cardenal Jaime Sin, enemigo público y declarado del preservativo. 'La Iglesia es muy influyente, no lo niego, y es una buena influencia. No olvide que fue el cardenal Sin el que inició las protestas en la calle'. Gloria Macapagal Arroyo mira su reloj y sonríe maliciosamente: 'Son las cuatro de la tarde', dice incorporándose. La entrevista ha concluido.

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