Gusinski rechaza ante Garzón su extradición a Rusia
El magnate ruso Vladímir Gusinski se negó ayer a ser entregado a la Justicia rusa para ser juzgado por un presunto delito de estafa agravado, por entender que se trata de una persecución política. El financiero ruso alegó que la justicia de su país no es independiente ni imparcial ni respeta la presunción de inocencia. El juez Baltasar Garzón le informó de que el expediente de extradición ha sido elevado a la Sala de lo Penal que resolverá sobre si procede o no su entrega.
Otra extradición polémica, la del ex administrador de los bienes del Kremlin, Pável Borodín, detenido hace unas semanas en Nueva York, fue tratada durante la conversación telefónica que mantuvieron ayer el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el nuevo inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush. La extradición de Borodín la pretende la Justicia suiza por supuesto blanqueo masivo de dinero. Durante la conversación de ambos líderes, según aseguraron los servicios de prensa del Kremlin, Putin mostró a su interlocutor -que se mostró 'comprensivo'- su esperanza en que el asunto se resuelva de forma que se respeten 'tanto los principios legales como los humanitarios'.
La conversación respondió a una llamada de Bush en respuesta al mensaje de felicitación y la oferta de diálogo que le envió Putin días atrás. Ambos acordaron reunirse en cuanto sea posible 'para intercambiar puntos de vista sobre todas las áreas de cooperación bilateral'. El secretario de Estado, Colin Powell, y el ministro de Exteriores ruso, Ígor Ivanov, se citarán antes para allanar el camino a la cumbre. Más allá de la cortesía lógica entre dos líderes que comienzan a tomarse la medida, las divergencias entre las dos superpotencias nucleares son abismales, sobre todo en lo que respecta al escudo antimisiles que Bush pretende desarrollar. Para el liderazgo ruso, eso sería imposible sin violar el tratado ABM de antimisiles balísticos, al que considera piedra angular del proceso de desarme. Bush y Putin mantienen también posiciones opuestas sobre la ampliación de la OTAN y la guerra de Chechenia pero, cuando menos, están sentando ya los cimientos para discutir sobre todas ellas 'de forma constructiva'.
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