'A los políticos no les vendría mal un poco de humor en su agenda'
Santiago Rodríguez, conocido profesionalmente como Santi, es un personaje asiduo en los programas de humor de las distintas cadenas de televisión. Ahora lo podemos ver en El club de la comedia, de Canal Plus, donde figura como actor y guionista, pero antes había pasado por Genio y figura, A toda risa (TVE), El triquitraque (Canal Sur) y también dejó estela de su sentido del humor en varios capítulos de la serie Periodistas, de Telecinco. Su trayectoria artística se inició hace 14 años con la Compañía Teatro del Sur. Ahora recorre España con A mí que me registren.
Pregunta. ¿Está de moda el humor al estilo de El club de la comedia?
Respuesta. Sí, el stand up, que es lo que se hace en El club de la comedia, intenta que la gente se vea reflejada en las cosas cotidianas. Quizá falte el diálogo con el público, que es como se concibió este género de humor en Estados Unidos, donde ha habido gente que se ha hecho famosa haciendo stand up, como Bill Cosby o Dustin Hofman. En España quizá se pone esa disciplina al servicio de los famosos.
P. ¿Es ése el humor con el que más se identifica?
R. Sí, porque noto que es que más llega al público. A veces me gusta llevar las cosas al absurdo, por ejemplo parodiar lo que a la gente le gustan las apariencias. Cuando toco temas escabrosos, como la envidia, intento que la gente no se vea reflejada a sí misma, sino que vea al vecino, porque al público lo que le gusta es reírse de las desgracias del de enfrente.
P. ¿Faltan gotas de humor en esta sociedad?
R. Por supuesto. Lo que sí noto es que se ha perdido el humor político. Quizá antes, cuando no se podían decir las cosas, el ingenio se agudizaba más. Sin embargo, ahora parece que estamos un poco acomodados y que todo va bien, cuando en realidad está todo fatal. Vemos, por ejemplo, que a las vacas se les ha ido la olla y que la gente no llega a final de mes. La gente que se queja de todo, pero luego las encuestas dicen otra cosa. El humorista debe reflejar la realidad de la sociedad en la que se mueve.
P. ¿Por qué esos recelos a hacer humor político?
R. No sé, ahora se supone que no debería haber ningún tipo de miedo. Ahora, la única parodia que se hace es la de los muñecos del guiñol, y poco más.
P. Y nuestros políticos, ¿qué sentido del humor tienen?
R. No les vendría nada mal incluir algunas gotas de humor en su agenda. De Aznar me encantaría ver si, fuera de las cámaras, tiene otro gesto, porque yo siempre le veo el mismo. También a Rodríguez Zapatero, que no se altera por nada. No se les ve ningún humor. Sería bueno que hubiera algún humorista en el Congreso, y también que hubiera más mujeres. Así no veríamos imágenes tan habituales como los diputados bostezando o el Congreso vacío.
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