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Dora Salazar expone los originales de su libro de artista sobre San Sebastián

Maribel Marín Yarza

La exposición supone una oportunidad de excepción para explorar el universo artístico menos conocido de la escultora. Sus piezas, construidas generalmente con materiales livianos, llevan años a la vista de los aficionados al arte. No así los libros de artista, que guarda en su casa y que siempre han llamado la atención de críticos y galeristas. Dice la responsable de Arte-ko, Cristina de la Fuente, que sus dibujos le impactaron desde el principio. 'De hecho', dice, ' empecé a trabajar con su obra sobre papel porque Dora me pareció tan buena en dibujo como en escultura'.

La obras expuestas en la sala forman parte de un libro que Salazar dedicó a San Sebastián. Es un paseo por la ciudad, desde el Peine del Viento hasta Anoeta, pasando por la Parte Vieja o la Zurriola, donde Moneo levantó el Kursaal. Pero un paseo imaginario, que permite reconocer la capital guipuzcoana sin asir la realidad, identificar paisajes que parecen cambiados. 'Siempre trabajo desde la premisa de lo real, me baso en lo que veo y experimento', observa Salazar. En esta ocasión, ha investigado -sobre papel grueso- las posibilidades del collage, las postales o las fotografías sobre el dibujo. Caja Laboral decidió el pasado año reproducir las estampas donostiarras en Recorrido, un libro en el que Atxaga puso la palabra a los dibujos de la artista.

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Dora Salazar 'pasea' por San Sebastián a través de 51 dibujos

Litografías

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Ninguna de las obras originales está a la venta. 'Dispersar las obras sería una pena', señala la galerista. Por eso se han editado cinco litografías a dos tintas -estampadas por Don Herbert en Arteleku-, que resumen el espíritu del libro de la artista. La galería muestra además una escultura de latón, un cuerpo humano y una mano realizada por Salazar en cuero.

Los libros son una constante en la obra de Salazar. Ya cuando era estudiante, cuando sólo conocía el oficio desde las aulas, entregó un ejemplar como primer trabajo. 'Era una especie de diario', dice, 'que reflejaba el tipo de vida que llevaba entonces'. Lo recuerda sólo vagamente porque hace tiempo que se lo vendió a un coleccionista de Barcelona. Nunca desde entonces ha dejado de plasmar sus ideas en libros,desde sus impresiones de viaje, hasta el imaginario de cuentos como El retrato de Dorian Grey.

'El tipo de grafía', señala, 'ha evolucionado. Los primeros son más osados y más espontáneos. Los últimos, más meditados'. Quizá una de las únicas constantes que permanece es el collage como técnica en una disciplina que le apasiona. 'Me gusta el formato libro', reconoce, 'porque en sí es un objeto, que además ocupa poco espacio'. En Arte-ko, toda la sala.

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