¿Política?
Todo se hará a la vez. Todo se enreda. El AVE llegará al mismo tiempo a Albacete, a Valencia, ¿a Murcia? Caudales del Ebro fluirán hacia tierras valencianas como prevé el Plan Hidrológico Nacional, pero a la vez se cumplirá el acuerdo del Consejo del Agua que relega cualquier trasvase a la construcción de una treintena de embalses previstos en el Pacto del Agua de Aragón. Habrá déficit cero en el presupuesto e inversiones de centenares de miles de millones en obras públicas. ¿Se pagará la factura pendiente con los empleados públicos? El discurso del PP, que se ha puesto claramente a la defensiva después de varios reveses escandalosos, empieza a parecerse a una de aquellas delirantes escenas de los hermanos Marx que Groucho subrayaría con su comentario: '¡Y además, un huevo duro!'. En medio de todo ese desorden, Rodríguez Zapatero recarga las baterías socialistas de moderación y sentido común, lo que hace más estridente la postura del Gobierno de Aznar. El secretario general del PSPV-PSOE, Joan Ignasi Pla, se sumó a esa actitud en una conferencia la semana pasada y puso sobre la mesa propuestas en diversos campos (reforma de la Ley de Gobierno para disolver anticipadamente las Cortes, Acadèmia Valenciana de la Llengua y pacto para el uso social del valenciano, trasvases y racionalización del consumo de agua, nuevas tecnologías, integración de los inmigrantes, ejecución del AVE, financiación autonómica...) cuyo denominador común consiste en que emplazan al diálogo y a la negociación. Ha tenido la virtud su intervención de rescatar al presidente de la Generalitat de un extraño lapsus en el que parecía perdido tras la singular visita a Bruselas para defender sin éxito los intereses de Terra Mítica. Zaplana ha respondido con displicencia a 'las grandes propuestas del señor Pla' mientras encargaba a otros tantos dirigentes la redacción de seis ponencias sobre la estrategia de un PP valenciano que, aunque se resiste a admitirlo, ha quemado casi todo el combustible de la autocomplacencia. ¿Vuelve la política?
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