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Reportaje:

El encaje de las piezas del 'caso Raval'

El juicio por supuesta pederastia entra mañana en la fase final

El juicio del caso Raval se reanuda mañana en la Audiencia de Barcelona con las conclusiones definitivas de las partes y la exposición de los informes. Atrás quedan 8 días de juicio, más de 70 testigos y 9 niños en medio del huracán que ha generado este asunto de supuesta pederastia. Los juristas afirman a menudo que 'lo que no está en los autos no está en el mundo'. Y en los autos, como en el juicio, no hay ninguna red internacional de pederastia, como dijo inicialmente la policía, pero sí las conductas supuestamente delictivas de cinco personas, de las que tres son padres de las presuntas víctimas. La condena o la absolución depende de cómo se encajen en la sentencia una serie de piezas.

- La palabra de los menores

En los juicios por abusos sexuales, una de las pruebas más determinantes es el relato que ofrecen al tribunal las supuestas víctimas. En este caso, siete niños y dos niñas que tenían entre 4 y 12 años cuando ocurrieron los hechos. Ahora alguno ya supera la veintena. Las acusaciones aseguran que ocho de los niños declararon al tribunal, con diferentes matices e intensidad, haber sufrido abusos sexuales o haber sido fotografiados desnudos con el consentimiento de los dos supuestos pederastas, Xavier Tamarit y Jaume Lli. Las defensas opinan que no fueron tan contundentes esas declaraciones, realizadas a puerta cerrada. Sin embargo, todos coinciden en que los hijos de los padres que se sientan en el banquillo -Josefa Guijarro, Antonio Duran y Nuria Martín- exculparon de los hechos a sus progenitores y explicaron que éstos ignoraban lo que estaba ocurriendo.

- Las psicólogas

Tras descubrirse los hechos en el verano de 1997, los niños fueron apartados de sus padres e ingresados en centros de la Dirección General de Atención a la Infancia de la Generalitat (DGAI). En algunos casos sin necesidad, como se demostró después. Las psicólogas que les atendieron fueron contundentes y declararon que los niños les explicaron los abusos sexuales que habían sufrido. En su opinión, los menores no sólo no fabularon, sino que se quedaron cortos en el relato. 'La característica general es decir siempre menos de lo que hay', afirmaron las psicólogas.

- Los forenses

'Una violación no tiene por qué dejar señales', dijo en el juicio el pediatra Jordi Pou, coordinador de la unidad de abusos sexuales del hospital infantil de Sant Joan de Déu. Y de los niños del caso Raval, sólo apreció señales en uno. En algunos casos, el paso del tiempo borra las secuelas físicas, apostilló después. Conclusión: no puede afirmarse con certeza que ocurrieran los abusos, del mismo modo que tampoco pueden negarse. Pou, considerado el mejor especialista en la materia que existe en Cataluña, acabó su declaración con unas cifras que satisficieron a las defensas: desde 1992 se han examinado en esa unidad más de 1.700 niños y sólo en el 47% de los casos se pudo demostrar médicamente la existencia de abusos sexuales.

- Las fotografías

Al margen de los supuestos delitos de abusos sexuales, tres de las personas que se sientan en el banquillo están acusadas también de utilización de menores para fines pornográficos. La prueba de cargo para sustentar la acusación son los centenares de fotografías de niños que se le intervinieron a Xavier Tamarit, el principal acusado, para el que la fiscal pide 57 años de prisión. Él dijo que eran fotos de excursiones que realizaban los niños del Casal d'Infants del Raval, donde trabajaba como monitor. El presidente del tribunal, Josep Maria Pijuan, le interrumpió para precisar que no eran imágenes que formasen parte de un álbum familiar. El acusado intentó justificarse y el juez cortó por lo sano: 'Corresponde al tribunal valorar la prueba, porque el concepto de pornografía que tiene usted parece que no coincide con el nuestro'.

- Josep Maria Pijuan

El presidente de la Sección Décima de la Audiencia de Barcelona sas está llevando el juicio con destreza, según coinciden diversas fuentes judiciales, aunque las defensan lo ven sensible a los argumentos de las acusaciones. El primer día pidió a los medios de comunicación respeto para la intimidad de los menores y no ha permitido ni el más mínimo gesto que pudiera resquebrajarlo. En contra de lo que suele ocurrir, también fue el juez quien interrogó a los menores con sumo tacto. Y lo hizo fuera del boato judicial, sin togas, en la sala de deliberaciones que utilizan los miembros del jurado. También corrigió y censuró a acusaciones y defensas cuando hacían preguntas improcedentes.

- Las defensas

Desde el primer día quedó claro que su estrategia se basaba en reconocer que los dos principales acusados eran pedófilos, pero no pederastras. Es decir, sienten una gran atracción afectiva por los niños, pero no abusaron sexualmente de ellos. Y explotaron a fondo esa estrategia, haciendo comparecer a forenses para avalar la tesis de que esa barrera no se pasó. Los abogados de Tamarit y Lli empezaron solicitando su absolución, pero es probable que mañana acaben pidiendo una pena menor como alternativa.

- Las acusaciones

La fiscalía ha llevado el peso de la acusación, como era de esperar, aunque en algunos interrogatorios a testigos tuvo que mediar el presidente del tribunal para aclarar conceptos e ideas.También ha tenido un peso muy importante Francesc Jufresa, un conocido penalista que defiende, entre otros, al financiero Javier de la Rosa en el caso Tibidabo y que en este caso ejerce la acusación en nombre del Ayuntamiento de Barcelona. También han comparecido como acusaciones la Generalitat; el Casal d'Infants del Raval, a través de Pilar Díez, y la asociación Clara Campoamor, con el letrado David del Castillo.

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