'Tenemos que ser creadores y vendedores del producto'
Juan del Arco (Jaén, 1960) es un hombre que vive por y para el teatro, aunque necesita estar ligado a sus raíces para dar lo mejor de sí mismo. Hace más de 20 años creó el taller experimental La Avutarda y, desde entonces, no ha parado de idear y protagonizar montajes, un trabajo que compagina con su cargo de coordinador teatral de la Universidad Popular Municipal de Jaén. De ahí ha nacido su última contribución al panorama escénico local, la compañía Pequeño Teatro, que aspira a convertirse en un grupo estable de carácter profesional. También es el responsable de que Jaén cuente con su primer grupo estable de danza contemporánea, que se estrenó con el espectáculo Latidos y el próximo mes de marzo afronta su primera gira por Andalucía.
Pregunta. ¿Cuál es el teatro con el que más se identifica?
Respuesta. El único teatro válido es el actor, el foco y el público, en el que no existen ni vanguardias ni clasicismos, es decir, el teatro de la palabra, del gesto y, esencialmente, el teatro de las emociones.
P. ¿En qué consiste su última producción teatral, Criados?
R. Es una adaptación libre de la obra de Jean Genet, un autor maldito que habla del mal como comportamiento de defensa ante la sociedad. La obra habla del abuso de poder, del amor, del dolor y de los elementos universales. Es un espectáculo esencialmente visual, porque a través de las imágenes se puede llegar al corazón perfectamente.
P. ¿Resulta difícil subsistir a las pequeñas compañías andaluzas?
R. Sí, el mayor problema con el que nos encontramos es que tenemos que ser al mismo tiempo creadores y vendedores del producto; y eso no suele casar. Lo que falta en Andalucía, en general, es lo que sí funciona, por ejemplo, en Cataluña, donde tienen operadores de marketing y gestores que saben vender productos teatrales.
P. ¿Existe suficiente apoyo institucional?
R. En absoluto. Hay una desconfianza grande de los políticos que llevan la Administración cultural hacia los grupos de la tierra. Al cabo de los años tienes que seguir demostrando que el producto es válido, cuando fuera no te exigen tanto. Se traen compañías foráneas a precios astronómicos, y no se fomenta la base.
P. No parece muy optimista.
R. La cultura sigue sirviendo como neón y escaparate público de grandes eventos, pero la base y el trabajo del día a día de los actores está todavía por redescubrir y reivindicar. Seguimos estando igual o incluso peor, pues había épocas en las que el actor pertenecía a una casta determinada dentro del mundo social. Aquí, los cómicos seguimos en ese viaje hacia ninguna parte que definía Fernando Fernán Gómez y por eso te encuentras con el desprecio.
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